Sueño otoñal de un enamorado de las Uvas
“Somos el paisaje de nuestra infancia” (A. Teiner)
“Quien sabe apreciar la belleza del jardín, tiene aún más mérito que el jardinero”.
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La viña exuberante |
Tanto la sentencia primera como el proverbio siguiente encajan cual anillo al dedo de este vendimiador, viñador o “viñadero”, -¡triplemente jubilado! pero todavía activo - recopilador de refranes, dichos, sentencias y proverbios. Sirvan ambos de filosofía práctica y de orgullo a las herederas de la Viña de la Bandera, a su vez apreciadoras de la belleza de la jardinería. Y a la par, ejemplo y lección de vendimiadoras de este simplón 2021. ¡Tan pobre en frutos, como rico y exuberante en follaje y presencia, según testimonia la foto.
También recomendables a dueñas y vendimiadores/as de todo gremio y procedencia, sirvan los dos siguientes consejos dictados expresamente para La Bandera:
Si la viña quieres ver moza, pódala corta.
Poda corta tu viña y siempre será niña.
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Viña recién podada |
Ha sido casualidad circunstancial la transformación que ha experimentado la centenaria viña de la Bandera tras estos dos años de relajación en las labores propias del viñedo y merced a las numerosas y sucesivas replantaciones anuales: sustitución de cepas semicentenarias por nuevas y novedosas variedades desconocidas en nuestra tierra: Tinta de Toro, Juan García, Verdejo blanco, moscatel “chico”, e.o.
“Mis Viñas“ - añadiendo a la Bandera del abuelito Clemente en Palacios la de mi padre Benjamín en Zarapicos - sueño de mi infancia, adolescencia y primera juventud.
N.B.: (Zarapicos, aldea prácticamente desaparecida - 48 habitantes censados, pero la mitad residentes en la capital salmantina - famoso hoy día por su campo de golf - lo fue antaño por sus uvas y sus viñedos ¡y por la singular, enorme y modernísima bodega de los Sexmeros, de dos plantas - también hoy desaparecida - levantada en una ligera hondonada, sobre un arroyuelo, regulador de la temperatura del líquido que fermentaba o envejecía en gigantescas cubas de madera, pero la ”pandemia del capitalismo” acabó con ésta y con todos los viñedos del municipio, convertido en inmenso “huerto” solar - ¡miles y miles de placas solares!-, compañeras del campo de golf, antaño encinar comunal). Perdón por tan extenso inciso.
¡Mi viñita!, la viña de mi padre Benjamín, fue viña modelo, plantada con todo mimo, pericia y esmero por el tío Saturnino (hermanastro de mi abuela paterna y de ella heredada, maestro y secretario que fue toda su vida del ayuntamiento), convertida por sus herederos, mi padre primero y mi hermano Luciano después, en recordatorio de oro: ¡nostalgia y felicidad hermanadas!
“La Naturaleza es la vida y es preciso conservarla y disfrutarla”, recomendaba su padre a mi adorado Miguel Delibes niño. “¿Cuántos siglos caben en las horas de un niño?”, se preguntaba a su vez mi inolvidable Neruda.
Mutatis mutandis: ¿Cuántos lustros caben en las décadas de un nonagenario afortunado, enamorado de la viña y las uvas desde la más remota infancia? Cuando, desde los diez o doce años hasta la primera juventud, cuando aprendió a volar- caminaba diariamente, todas las mañanas, campo a través canturreando y correteando, atajando y atrochando minifundios, senderos y linderos desde Carrascal a la viña de Zarapicos, rayana con otros viñedos de San Pedro del Valle, a espantar, gritando y “cencerreando”, las bandadas de tordos (estorninos), plaga frecuente en aquellos años, que solía arrasar viñas y acabar con la vendimia en escasos minutos.
¡Mi primera viña “bandera”! Inolvidable la estampa, el cariño y la simpatía del “guarda oficial” de las viñas, ”el cojo Domingo”, sentadito a cuclillas en su burrita blanca, silbando o contándome historietas graciosas del pueblo y de sus gentes.
“Existe algo que el tiempo no puede anular y son los buenos recuerdos, los rostros del pasado, las horas en que uno ha sido feliz” sentenciaba Julio Cortázar. Sirva de ejemplo corroborador mi única y última visita del pasado verano a nuestra viñita de la Bandera”.La viña y las uvas han contribuido y están contribuyendo al sueño de este aficionado moralista “ morir con ilusiones en edad avanzada y a poder soñar despierto”. Solamente podrás tener paz si tú la proporcionas.
Degustación de aperitivo obligado |
Post data: Finalizo el presente capítulo en el tono proverbial con que lo empezamos, pidiendo perdón públicamente por una de mis imperdonables debilidades: La Bandera ha contribuido - una vez liberado de los trabajos de poda, escarba, arado, sulfatado, etc…, ¡y vendimia! - al sueño de vivir con ilusiones en edad avanzada, soñando despierto a la espera de la centena... liberado de pesadillas, cargas y ambiciones.
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