lunes, 4 de mayo de 2020

EL PRECIADO DON DE LA AMISTAD


Estoy convencido de que los Amigos alargan la Vida (MJG)

- ¿Cómo has llegado tan alto y tan lejos, tío?
- ¡No exageres, jovenzuelo! ¡Di la verdad! ¿Cuántos caen?



Ilustración de ©iribú, 2020
Éstas son muestrario de las incesantes preguntas e interjecciones que el 17 del pasado abril resonaban afectuosas en los oídos de este nonagenario bloguero que, a la chita callando, y sin pedir permiso a nadie, se ha plantado en los 94… ¡para envidia de much@s y admiración y afecto de tod@s.

Y muchos de los admiradores -¡y admiradoras! - proseguían pertinaces insistiendo: -¡No seas tan chulillo y presumido! - ¡Revélanos al menos el secreto!

Y como testimonio de agradecida y cariñosa amistad no me quedó más remedio que hacer público mi terapéutico programa, tan sencillo como económico. Secreto a voces que encabeza este capítulo y que, tal vez, algunos lectores se lo hayan pasado por alto. Estoy convencido, repito plagiando el proverbio y la filosofía árabes, de que “el afecto de tantos amigos de verdad” y “el cariño de toda mi familia”, vosotros, habéis sido quienes, allanando caminos y esparciendo semillas de claveles y amapolas por las veredas de nonagenario, me habéis encumbrado a este podio de privilegio.

“Conserva a los amigos alegres y expulsa a los negativos y tristes” ha sido uno de los primeros capítulos en mi decálogo de conducta. En la que no puede faltar el sentido del humor (el bueno). Sentirse siempre acompañado y querido (vídeo familiar de La Golondrina) resulta siempre estimulante y confortante.

Y ya metidos en harina - mejor en dulzona moralina - aprendí a valorar el tesoro de la Familia y Amistad... y el del Pasado, en el recuerdo de personas y paisajes que configuraron mi infancia adolescencia, juventud y mi profesión. Y que continúan remodelando mi jubilación, como la música, el canto, la lectura, el deporte, la naturaleza, mis pajaritos (“El niño que soñaba con nidos y quería aprender a volar”), las aves y todos los animales domésticos y los no tanto...

Y ante todo y sobre todo no puedo relegar el preciado don y valor de mi amigo “El Libro”, quien continúa alargando mis años y endulzando mis días. Pues, con el recuerdo y agradecimiento al primero que cayó en mis manos de niño en la humildísima y paupérríma escuela de pueblo vacío, el popularísimo “CORAZÓN” del clásico italiano Edmundo de Amicis, comienzo esta primera parte dedicada a la Amistad y a los Amigos con unas líneas de AMIGOS (Tomo I de la trilogía del famoso escritor):

“En nuestro corazón, además de los afectos de familia y amor, hay un puesto vacío para otras clases de afecciones: la familia sin amistad no es más que un vacío en medio del desierto. No podemos hablar de bondad y delicadeza si no sabemos conquistar ni conservar amigos verdaderos. La Amistad ocupa una parte “importante” de nuestra vida.”

“La verdadera amistad es una planta de desarrollo lento” sentenció el primer presidente norteamericano George Washington. Y cuando, como en el caso de este cronista, se trata de un desarrollo casi centenario, la Amistad acaba convertida en un gigantesco árbol a cuya sombra y abrigo se cobijan infinidad de amigos y amistades. La traicionera memoria, siempre con sus jugarretas a cuestas, haciendo de las suyas, ha borrado de mis archivos, incluso nombres propios de amig@s lejanos en el tiempo. Pero vivos permanecen en hechos y palabras. Mas… de éstos y muchos más en el próximo capítulo.