domingo, 25 de septiembre de 2022

Dejemos hablar al Tiempo

… Al Tiempo meteorológico. Al presente y al pretérito. Al Tiempo categoría gramatical, que indica momentos o situaciones atmosféricas y anímicas. Al Tiempo compañero de lecturas y pasatiempos. Al Tiempo escenario de vivencias y recuerdos... Poesía melancólica y Prosa florida y poética. - … ¿Te acuerdas? - ¿Recuerdas lecturas y relecturas magistrales en escenarios únicos y universales?…

Los caminos de los humanos y de los supervivientes de toda índole van siempre señalizados y marcados por el TIEMPO. Con mayúscula: Tiempos clásicos y contemporáneos. Caminos empedrados. De arena y de hormigón. ¡Y de poesía!: compaginando con el Viento.

Sobremanera llamó mi atención, desembocada en seducción, la compañía del Tiempo - compitiendo con el Viento - en “Dejemos hablar al viento”,  seductora novela, releída más de un par de veces, seducido por la belleza lírica de las metáforas del tiempo.

¡Dejemos hoy hablar al Tiempo! - en todas sus variantes y situaciones: El tiempo en primer plano, en las cuatro estaciones, en sinfín de escenarios y horarios, siempre presentado  por  la pluma poética y seductora del uruguayo Juan Carlos Onetti (Montevideo 1909, + Madrid 1994). Premio Cervantes (1984).

Juan Carlos Onetti. Foto de biografiasyvidas.com

Sirvan de ejemplo algunas del centenar de citas que este fanático lector ha ido almacenando a lo largo y ancho de sus deleitosas lecturas… “en domingos sombríos, lunes apagados, sábados resplandecientes” o al … “amarillento inmóvil principio del crepúsculo”. 

Hablemos del  Tiempo convertido en compañía literaria por los caminos de la vida: “Hablar tanto para no decir nada…”, “Solo en la muerte…”, “Medianoche de este verano...”, “Soñando con una tormenta de verano…”. 

Tan diversas y variadas: “peripecias de juventud y profesión”, perdido en sus variantes…

Peregrinando sin saber por dónde, cómo y cuándo, a tontas y a locas en los “restos y olores de invierno”, este simpatizante admirador de Onetti, a quien conoció y saludó personalmente en celebración cultural en el Madrid de finales del pasado siglo. 

Este enamorado de su prosa - no tanto de su lírica revolucionaria-existencialista - escuchando las líricas tonalidades de su pluma, portavoz del viento, del día y de la noche, “en suma del Tiempo”, convierte esta su obrita en pequeña novela recomendada o recomendable por la belleza lírica de la pluma del autor y el lirismo del TIEMPO. 

Sirvan de ejemplo algunos de los centenares de ellos que pueblan y enriquecen  a “Dejemos hablar al Viento”, acompañada de dos de sus obritas, también ricas en la materia que nos ocupa: “El Pozo” y “Una Tumba sin nombre”. 

Dejemos en este largo capítulo hablar también a la Lluvia y al Agua, socias y  compañeras de aventuras, inseparables de Onetti: 

“Paseando por el cielo en una noche oscura colmada de estrellas”

“Soñando con una tormenta de verano”...

“Verano pegajoso”… A pesar del calor que llegaba a los nervios la noche había sido tranquila” 

“Si algún día deja de llover, voy a tomar el sol en la playa”

“Bajo la lluvia apacible y natural”... “Bajo una llovizna tibia y eterna”

“En las esquinas desiertas donde la lluvia sesgada alumbraba las zonas”

“Los bigotes abrillantados por la lluvia”

“El sofocado rumor sin gotas de lluvia en la ventana”

“Vino otra vez el rumor sin prisa del agua del verano en los techos y en las calles”

“La lluvia ensoberbecida aumentó con fuerza su rabia”

“Me golpeaba la cabeza en  remedo de gota serena”

“Me entraba en la nariz y Juanina colocó una sonrisa”

“Yo estaba vigilando una nube negra cuando cayeron las primeras gotas”

“Había truenos, relámpagos y rayos en zig-zag” 

Y…pasada la “Tormenta”, Onetti continúa deleitándonos con metáforas sobre el Tiempo atmosférico. Algunas muestras más antológicas:

“Hoy sin ayer ni mañana”

“La noche había sido tranquila. Porque ni el aire ni yo creíamos en lo que habíamos hecho y visto durante toda la noche”

“La frescura de la mañana”

“Aquel aire inquieto hecho para mí”

“El cielo indeciso y arremolinado”

“Cuando el cielo empezaba a clarear… Antes y después del sol...

“Hemos ido casi siempre en la madrugada”

”Con la llovizna gruesa del agua bendita”... y

“El zumbido de la tarde cayendo, con un oído por la ventana”

… en la plaza de Santa María” (población imaginaria, predilecta de Onetti, donde transcurren mayormente las peripecias trágicas de los protagonistas. Me permito recordar y saludar - sirviendo de despedida de mis lectores - a los más destacados de ellos: la mandona y enigmática Frieda, el comisario Medina, el Seone, Juanina, Mr. Wright, etc., etc.

Y por supuesto, inevitable es la despedida, agradecida, a “mi” J.C. Onetti con unos ejemplos líricos más sobre el Tiempo en el último capítulo de su novela maestra “Por fín, El Viento”:

“El tiempo pasaba - y él lo sentía en sus hombros, en el sudor de su pecho… El oeste -pensó Medina- no puede ser un alba anticipada…

La luz, siempre a la izquierda, comenzó a moverse y crecer. Ya muy alta fue avanzando sobre la ciudad, apartando con violencia la sombra nocturna, agachándose un poco para volver a alzarse, ya, ahora, con un ruido de grandes telas que sacudiera el viento”.        

Y lo  que no puedo evitar es transcribir - como expresa despedida obligatoria y admirativa - el título suplicatorio y lógico del último capítulo acompañado de un breve extracto del mismo:

 POR FIN, EL VIENTO

“Durante tres noches… Medina aguardó tras su ventana del Plaza la llegada retumbante de Santa Rosa . La esperaba en las sombras porque por la tarde solo había visto relámpagos disueltos en la luz del día… En la noche tercera llegaron por fin remotas compensaciones. Los relámpagos y los  rayos estrepitosos y sarcásticos. La lluvia copiosa y corta, un viento sin ataduras que empujaba árboles de izquierda a derecha y bailaba un instante, presuroso y sin respeto, alrededor de la estatua de la plaza, basamento, caballo y jinete”.