martes, 23 de marzo de 2021

No hay presente sin pasado I


La España vacía: Pueblos “chicos” - Añoranzas grandes e Historias fantásticas

Mapa Tierra de Ledesma

La oscura Historia de mi “solar chico”, nostalgia agazapada en los jardines de la infancia y adolescencia, resucita en esta prórroga dadivosa de mi senectud, empeñado este bloguero en aclarar dudas y desvelar historias: orígenes y toponimia de “mis pueblos”. Simplemente la singularidad seductora de su toponimia, la musicalidad y originalidad de sus nombres: Carrascal de Velambélez, Zarapicos, Florida de Liébana, Almenara de Tormes, Juzbado, San Pedro del Valle, Palacios del Arzobispo, Añover de Tormes, Santiz, Zamayón, Torresmenudas, San Pelayo de la Guareña, Villaseco de los Reyes… Las arcaicas estampas de antaño y las modernas de hogaño de todos ellos, ¡y muchos más! - alimentan mis sueños y alargan mis duermevelas.

Nostálgica pero feliz, todavía hoy, mi nonagenaria naturaleza continua aleteando por valles y arroyos, por montículos y encinares, por sus callejuelas y sus plazas, por las márgenes de “mi río”, por el campanario, la torre y las campanas de “mi” iglesia.

El bloguero con su amigo Feli en el parque

“Mi patria es mi infancia”, sentenciaba Rilke. Yo añadiría... ¡y mucho más!: mi adolescencia, y mi juventud, mi familia y amigos. Mis caminos y mis paisajes: mi viña y mi huerto, ¡mis pájaros y sus nidos!, ¡mi escuela!: el Amicis Corazón, y el mapa de España. Sus leyendas y sus orígenes medievales, etc., etc. “El Presente sería nada sin el Pasado”. Recuerdos que no mueren, lazos de los que no logras desligarte… ¡El Pasado también sería nada sin el Presente!

Tan extenso como introductorio prólogo viene a cuento de llamada telefónica de mi hija “alcarreña” Antje comunicándome, exultante y sorprendida, que una amiga, encajera madrileña, había estado en Zarapicos de excursión, hacía más de una veintena de años, quedando sorprendida de la belleza del lugar y la noticia de que allí vivían un escritor y un pintor famosos. Cierto lo del primero. Allí vivió José Luis Martín, profesor, historiador y político de renombre. Pero lamentablemente no conozco al artista del pincel. Pero comparto plenamente opiniones y sensaciones de su amiga.

Armonizar Presente y Pasado es uno de los objetivos prioritarios de este Bloguero, siguiendo la súplica de mi hija: ¿Por qué no escribes algo más sobre la historia de tus pueblos y completas el capítulo “El triángulo amoroso”, del primer tomo de tus “Semblanzas”?

Escuela antigua de Carrascal

Pues… obras son amores. Y aunque la Historia no figura en mis predilecciones, sí lo han sido - y continúan siéndolo - la Geografía y la Lingüística. Y en especial la Toponimia. En mi autodidactismo escolar, en la escuela mixta de mi inolvidable Carrascal - con magnífico edificio sinpar en la comarca ledesmina - con un solo mapa de España adornando sus muros, presumía el rapazuelo de “saberse” de memoria y de carrerilla, el número de habitantes de cada ciudad española y el nombre de los partidos judiciales de todas y cada una de las provincias. 

Pero volviendo a la Toponimia, habría que añadir a ésta mi debilidad por la Antroponimia y la Etimología. (¡No te olvido querido amigo Rudi Reidinger - versado en latines, aunque germano - cómo disfrutábamos jugando a las etimologías léxicas acompañados del Diccionario de la RAE!). Pero antes de pasar más adelante, debo confesar humildemente que este capítulo no hubiera tenido lugar sin la excepcional  ayuda de mi compañero y paisano Ignacio Coca y a su tesis doctoral “Toponimia de la Ribera de Cañedo”: “obra pionera, magistral, imprescindible en el campo lingüístico-geográfico de la toponimia”. E imprescindibles también para conseguir el soñado objetivo - ¡añoranza tanto tiempo rumiada! - de demostrar que el topónimo de “mi pueblo Carrascal de Velambélez” - es uno más de los “nombres de personas convertidos en nombres de lugar” de las aldeas de la repoblación medieval del alfoz de Ledesma.

Iglesia de Carrascal en la actualidad
Los antropónimos del s. XII - Vela y Vélez como ejemplo - son nombres identificados, producto de bautizar la tierra conquistada o repoblada con el nombre del donante o repoblador. Carrascal es fitónimo frecuente en la margen izquierda del Tormes entre Salamanca y la Tierra de Ledesma: Carrascal de Barregas, Carrascal de Olmillos, Carrascalino, Carrascal del Obispo, Carrascal de Pericalvo. Mi Carrascal de Velambélez, relegado y marginado ¡durante  siglos y siglos! como pedanía de San Pedro del Valle, ha saltado a las páginas de actualidad turística merced a la joya monumental artística de su iglesia  la Virgen del Castillo, una de las mas célebres - con la de Almenara - de la época de la repoblación de la ribera del Tormes por Don Raimundo de Borgoña, yerno de Alfonso VI, - casado con su hija Doña Urraca - y el Conde Vela de Aragón, por mandato del rey Castellano-leonés (+1009). Y según consta en alusión implícita en el Romance del Rey don Alonso, que ganó a Toledo...



… Esto fue aquende el río

que agora Tajo se llama,

sin otros muchos lugares

que allende el río ganara.

Luego en ganando el lugar,

de cristianos le poblaba,

luego le hace su iglesia,

luego le pone campanas;

dejólos fortalecidos

y a Toledo se tornara.

……

Pero de esta historia y… mucho más, en el próximo capítulo. Ambos dedicados a: Alberto Torres, joven y admirado alcalde ejemplar, y a Feli Martín, Colás, Castor y Francisco, inolvidables y queridos vecinos y amigos en la distancia. Todos ellos - con el “embellecedor, artesano real, José Torres - “alma, corazón y vida” de “nuestro” pueblo.