sábado, 4 de noviembre de 2023

Sueño de un Amante de las Uvas

 

 La nueva generación de vendimiadoras
Ilustración de Patricia Alemany Glez
Parodiando a Ferenc Máté, pluma amante del “bon vino”, (vide “Un viñedo en la Toscana”), con quien me siento emparentado -aunque con gustos  diferentes- pues, mientras su sueño es el “vino propio” - el mío lo son “mis propias y ricas uvas”: las uvas  de La Bandera d
e Palacios del Arzobispo (Salamanca). Y aunque los caminos a los viñedos propios, -¡plantados ambos por las propias manos!- sean diferentes, similar es el idilio natural entre hombre y naturaleza que los latinos calificaban de “locus aemenus”.

Pero mientras el enamoramiento del novelista húngaro y el de su esposa comenzó en su madurez, el de este bloguero abarca toda su existencia. Pues, ya en su infancia este rapazuelo, “espantapájaros” de profesión y de devoción, disfrutaba como un enano defendiendo, a gritos y aspavientos de las enormes bandadas de estorninos -arrasaviñedos-  las uvitas de la viña modélica de su padre Benjamín en el entorno íidílico vitivinícola del Zarapicos, hoy desértica panorámica, plaga de las placas solares. ¡Huelga la entristecedora alusión!

Pasemos página a la viñita de hoy, a la viña de “La Bandera” en Palacios del Arzobispo (Salamanca), herencia familiar de Palmira. Y aunque la extensión de la finquita no sea comparable a la gigantesca italiana de F. Maté, pues no asciende a la hectárea su extensión -y la de la viñita no sobrepase la mitad de la parcela- antaño huerta, prado, frutales, charca, etc., etc., lamentable y parcialmente descuidada hoy y cercada por fincas colindantes abandonadas, pasto hoy de la maleza: salvada por el altozano de poniente, por la viñita -ejemplarmente cultivada por el trío de “viticultores amigos” Luis, Claudio y Juan Calles.

Hoy La Bandera Viña es sinónimo de Uvas, Vino, Bodega, Vendimia, Reunión familiar en pleno con allegados, familiares e invitados -procedentes de Majadahonda, Guadalajara, Vizcaya, etc.: compañía y ayuda insustituibles de Regalados, procedentes de Bilbao y de la Calvarrasa salmantina.

Vendimia es también tradición de Cocido madrileño familiar, hasta el pasado año obra y arte de la cocinera Emma en su cocina del pueblo. Dignamente sustituida hogaño por el cocinero Sergio, versado en estas lides.

¡Ah! Y hablando de banquetes y celebraciones culinarias de Vendimia no podemos silenciar el reconfortante, idílico y tradicional  Aperitivo en la plataforma de la caseta -coronación de la tarea recolectiva y premio tradicional a los exhaustos vendimiadores de hogaño.

Pues Bandera y Viña forman cuarteto con Caseta y Pozo de abundantes y cristalinas aguas y nuevo y flamante brocal. Fuente de riego antaño, hoy plataforma con sólidos asientos, solidas piedras de cantería, obra y arte de los actuales jóvenes  propietarios, refectorio para el merecido aperitivo postvendimia y la obligatoria  merienda campestre veraniega a la sombra del gigantesco roble y en compañía del humilde membrillero.

Y pasando de lo positivo y culinario a lo romántico, a lo atmosférico: Bandera, pozo, plataforma, etc., etc., significa también Atardeceres y Puestas de sol veraniegas de belleza insuperable: el sol estival ocultándose tras el verde viñedo modélico de los amigos Calles (Luis, Claudio y Juan) espectáculo sin igual, cumplidores a rajatabla del proverbio popular “Escarba a su tiempo, poda en su día, azufra por San Juan y vendimia por San Miguel, y en vez de cinco recogerás diez”.

Las vendimiadoras y vendimiadores de hogaño de La Bandera han cumplido a rajatabla el cuarto mandamiento del viticultor. Es más… la vendimia de la Bandera 2023 pasará a la Historia como Vendimia histórica, pues de reseñar es la incorporación a las vendimiadoras de una nueva generación: nuestra bisnieta Amelia, dos añitos y medio, ¡vendimiando como una profesional! “El viejo pone la viña y otras generaciones la vendimian”.

Digna de reseñar es también la jubilación definitiva  del senior de la cuadrrilla -el Opa Manolo- alma, corazón y vida de La Viña la Bandera ¡durante largo medio siglo! Si bien no ha renunciado oficialmente al cargo, pues a través del móvil y el teléfono continúa “participando y disfrutando activamente”, recibiendo bella y abundante información  fotográfica de todo tipo y el regalo de una gran caja de malvasía -con algún racimito de moscatel y verdejo, y un “paar” -en alemán varios- de dulcísima negrita- ¡delicia insuperable para el desayuno del Opa!

Para los herederos y cuidadores de la Bandera está casi terminado un mapa y a medio hacer un manual de La Bandera, en la que figurarán todas las variedades de uva plantadas en la viña desde que el abuelito de Palmira plantara las primeras, hasta las últimas que hemos ido sustituyendo a lo largo de los años, para que no se pierda esa información tan valiosa e interesante. La Viña La Bandera es un muestrario de nada menos que 20 especies distintas de uvas. Ahí queda eso…