sábado, 12 de noviembre de 2022

RELEYENDO FAVORITOS

SOSTIENE PEREIRA…
y yo le secundo y apoyo, sostengo y requetesostengo, que releyendo la novelita - mejor dicho la pequeña gran novela - de nuestro querido y admirado Antonio Tabucchi, he disfrutado de uno de los mayores deleites que brinda la Literatura.


Caro Sr. Tabucchi: ¡Quién me iba a decir que nuestros caminos se iban a cruzar, y reencontrar, sostengo, en los transitados paisajes de mi humilde, muy transitado y estimado vecino Portugal! Y todo ello gracias al guía y la compañía amistosa y valiosa de nuestro común amigo Pereira. Porque yo también pavoneo de su amistad. Pues, a ambos, entre otros vínculos, nos une la pasión por la lectura, la escritura y la traducción. Sostengo, la literatura y la lingüística… la geografía y el turismo: vacaciones y veraneos, paseos y baños en Aveiro, Viana do Castelo, Espinho, Figueira da Foz,  Estoril, algunas de las playas más asequibles y frecuentadas, con sus ciudades más famosas e históricas: Lisboa, Braga, Coimbra, Oporto, entre otras.

Para empezar te diré que me ha llamado la atención que tú nos hayas ocultado el nombre de pila de nuestro protagonista. ¡Aunque nos ofreces la etimología de su apellido! Perdona compañero amigo Pereira me torne tan quisquilloso. ¡Pero… no se me había ocurrido pensar - sostengo - que tu apellido tuviera algo que ver con las dulces, doraditas y ricas peritas de nuestra Colina.

Perdona, sostengo, tan minuciosas menudeces. Pero estarás de acuerdo conmigo en que el mundo es cual pañuelo pequeñito. ¡Quién me iba a decir, - requetesostengo - que en la quietud pacífica de mi larga jubilación iban a volver a cruzarse, o mejor aunarse, nuestros caminos en paralelos itinerarios de mi vecino Portugal, tu patria chica.

Porque sabrás, apreciado y estimado amigo Pereira, y lo sostengo una vez más, que incluso somos vecinos. ¡Casi casi hasta paisanos! Paisanaje, vecindad y hasta nacionalidad: italiano-portuguesa la vuestra, portuguesa-hispano-salmantina-ledesmina-fronteriza y rayana con Tras os Montes, Minho y Douro y Aveira Alta la mía. ¡Quién nos iba a decir - estimado y admirado Pereira, sostengo y repito una vez más, y lo sostendré y repetirá muchas más, que el escenario lisboeta-profesional de tus correrías y peripecias, la filosofía de tu amigo el Dr. Cardoso y la teología del Padre Antonio, y el contacto con tu inquilino Rossi, tan falso amigo como su tesis doctoral plagiada, y con su amante Marta, seductora activista,  nos iban a hermanar como se hermanan nuestras lenguas y… ¡nuestra profesión! 

Ambos, tú,  Pereira con  tu amigo Silva - y un humilde servidor, como estudiante de la universidad de Salamanca, transitamos en nuestra juventud las aulas de la Coimbra universitaria - y profesionalmente cultivamos la traducción de literaturas extranjeras, hobby profesional de ambos: tú, periodista - traductor de los grandes romanciers galos del XIX, Balzac y Daudet,  Mauriac y Bernanos - entre otros -  yo, de la picaresca alemana (léase Simplicissimus) y del romántico Werther de Johann Wolfgang von Goethe.

¡Ah! Y sostengo que yo también - con mi Palmira - disfruté, incluso en un par de ocasiones, no de las lujosas termas famosas portuguesas, pero sí de la hospitalidad y belleza de la naturaleza del entorno del lujoso balneario de Buçaco, veraneo preferido tuyo y del Dr. Cardoso - y su “amiguita”.

Y como despedida - y pongo punto final a esta misiva amigable -  un par de consejos más de este tu colega mayor, avezado y experimentado:  

Estimado colega Pereira, a la vida hay que darle dulzor. O dulzura, como tú prefieras. Comenzando por tus bebidas, por tu  “sosa limonada”. ¡Ponle un par de cucharaditas de azúcar!

Cambia también tus hábitos alimentarios: olvídate de tu régimen frugal y monótono. Come algo más que “omelette con hierbas finas y pescado hervido”. Y por favor… no tienes que avergonzarte de no haber comido dulces en tu vida. Pero... visita de vez en cuando alguna de las bellas y tentadoras pastelerías lisboetas. Y olvídate de la clínica talasoterápica de tu amigo el Dr. Cardoso y de su recomendado régimen espartano. ¡Diez unidades de limonada sin azúcar diarias me parecen una barbaridad!

Pasa por alto tus nostalgias de arrepentimiento. Déjate, sostengo, de devaneos teológicos - filosóficos. Porque… hasta tu amigo, el P. Antonio, pasa de ellos.

Cambia por favor el color de tu corbata negra y evita la fea costumbre de la servilleta al cuello en las comidas. Y suspende - o al menos simplifica - también las relaciones con el retrato de tu difunta esposa - ¡siempre tan seria!:  una simple sonrisita por tu parte aclararía alguna de tus pesadillas. Ésta te lo agradecería.

¡Supera también la atracción o atractivo de los recuerdos! ¡Como tú quieras!

Y por último… - ¡y sostengo por última vez! - “importantísimo” consejo de colega experimentado: ¡Cambia de colaboración en tu “Lisboa”, el periódico lisboeta vespertino. Olvídate de la sección de “Necrológicas” y “Efemérides anticipadas (¡qué ocurrencia!).

Ocúpate, por ejemplo, sostengo, (perdón, me olvidé de mi promesa en el párrafo inicial) de la “Sección de Deportes” o “Ecos de Sociedad”. Verbi gracia: Nacimientos, Bautizos, Bodas, Divorcios…”, “Historietas con foto”... etc., etc.

PD. Perdonad, estimado Pereira y estimadísimo A. P,. no me despida de vosotros con el requetegastadísimo tópico de ¡Hasta siempre! Pues, SOSTENGO, que “tan prendado he quedado de vuestra compañia con la relectura de la 9ª edición de 2009, que estoy convencido de que volveremos a encontrarnos alguna vez más en mi apartado de “Lecturas personales favoritaso “Releyendo favoritos. Vale.