lunes, 31 de enero de 2022

PACTO DE AMISTAD Y ADMIRACIÓN

J. L. Borges o el redescubrimiento de las Américas literarias

Punto de partida de este homenaje a Borges tras larga, larguísima tregua, de olvido e ignorancia, ha sido la navideña tradición de lecturas vacacionales: lectura de cuentos, relatos y narraciones, “Ficciones” e “Inquisiciones” de toda índole, el pasado 2021 les cupo la suerte a: Aleph, Inquisiciones, Narraciones, El libro de los seres imaginarios, Nueva antología personal, entre otros, de Jorge Luis Borges: el célebre, y celebrado, autor argentino (Buenos Aires 1899 - Ginebra 1980).      

Esta lectura, con valor e interpretación especiales, ha servido para reconciliarme y congraciarme con el Borges “escritor y lector” y bibliotecario, ya ciego, al que conocí personalmente mediado el pasado siglo, en el Berlín Occidental - cuando Alemania continuaba todavía dividida en dos por la maldita obra y gracia de la política - en el primer Congreso de Escritores alemanes e  hispano-americanos. Trascendental fue también la posterior recepción en Frankfurt/Main, en afamada editorial Insel, su editorial alemana, ante la nube de periodistas y curiosos del mundo de las letras que se acercaron a conocerlo e interrogarle, y en la que tuve la fortuna de actuar de intérprete. Aunque el políglota-autor homenajeado no lo precisase; pues, con la misma soltura que en español, se desenvolvía en inglés, francés, alemán, etc. 

Sin embargo, retomo el hilo de mi despropósito. Mi desinterés y apatía por el poeta y prosista argentino fueron motivados, además de a la falta de tiempo profesional, al escaso incentivo del título de sus obras. (véanse títulos de las mencionadas anteriormente). Dedicado plenamente a la germanística y a literatura comparada, éstas fueron algunas de las culpables de mi alejamiento - ¡no olvido! - de Borges. Tal vez también agrandado éste, y motivado, por el mayor acercamiento a “mis” entrañables Miguel Ángel Asturias y Ciro Alegría - también conocidos personalmente. Y sin relegar el trío de grandes figuras hispano-americanas que venían detrás pisando fuerte: Octavio Paz, Carlos Onetti y el exitazo de Gabriel García Márquez. ¡Largo, larguísimo medio siglo! que transcurrió en indiferencia, que no en rechazo, al Borges políglota. Convencido finalmente de que  Borges fue artista de la palabra hablada y escrita: “No solo leo, sino que escucho lo que escribo. Soy lector de oído”, fueron algunas de sus afirmativas autocríticas.

¡Borges es diferente! Es otro. Según etiquetación propia es, además de escritor, “filósofo, germanista, lingüista”. Y según el poeta Luis García Montero y los escritores argentinos Ricardo Piglia y Alberto Manguel en homenaje a Borges en el 25 aniversario de su muerte, Borges es además..: “poeta, lector y cuentista”. La temática y propias palabras lo autocatalogan: “Mis temas habituales en mis páginas: la perplejidad, la metafísica, los muertos que perduran en mí, la germanística, el lenguaje, la patria, la paradigmática suerte de los poetas”). (Año 1967).

El olvido y mi indiferencia iniciales han germinado en reconocimiento y entusiasmo. La vergüenza de lingüista y lector crítico queda ligeramente atenuada por la casual coincidencia con el Borges que “prefería ser juzgado” en una de sus publicaciones “Nueva antología personal”, por Límites, por La Intrusa, por El Golem o por Junin (véase fotografía). 

Sin embargo, considero El ALEPH uno de los cuentos más representativos y de mayor difusión y
consideración literaria. Como botón de muestra de cuanto antecede, y como punto final de homenaje al relegado - pero nunca del todo olvidado - Jorge Luis Borges brindamos seguidamente: un fragmento de ALEPH, uno de los cuentos o relatos emblemáticos y más representativos del autor argentino: 

Beatriz Viterbo murió en 1929; desde entonces no dejé pasar un treinta de abril sin volver a su casa… Beatriz era alta, frágil, muy ligeramente inclinada, había en su andar (si el oximoron es tolerable) una como graciosa torpeza, un principio de éxtasis; Carlos Argentino es rosado, considerable, canoso, de rasgos finos. Ejerce no sé qué cargo subalterno en una biblioteca ilegible de los arrabales del Sur, es autoritario pero también es ineficaz; aprovechaba, hasta hace muy poco, las noches y las fiestas para no salir de casa…”.

martes, 18 de enero de 2022

EL PODER MARAVILLOSO DE LOS CUENTOS II

(Vivir recordando, releyendo y aprendiendo)

"Que otros se enorgullezcan por lo que han escrito, yo me enorgullezco por lo que he leído". (Jorge Luis Borges).

”Clásicos… pero siempre modernos - aunque en trance de alejamiento” - como escribía Zamora Vicente, afamado catedrático que fue en Salamanca y Madrid, Director de la Biblioteca Nacional y brillante pluma erudita a quien debo mi aficioncilla a la pluma (hoy teclado) y mi devoción a las letras. 

En el libro de la vida de cada individuo hay siempre páginas en blanco que rellenar y florilegios de bellas, bellísimas máximas y sentencias que recordar. 

Recordando y releyendo hogaño, algunos de los inolvidables y más hojeados. Sin olvidar la herencia de aquellos famosos escritores que supieron armonizar valor literario universal con el infantil y delicioso deleite de las historietas de esos cuentos que nunca acaban, y que persisten y perviven, susurrando nuestros oídos desde la infancia en estas fechas de relecturas inolvidables. ¡“Vivir recordando”!... desde los cuentos orales infantiles al amor de la lumbre o el Cuento mensual del Corazón de Amicis y los antaño obligatorios de Calleja que aprendíamos de memoria, hasta la sobresaliente “Historia interminable” de Michael Ende y “Cuando el mundo era joven todavía” de Jürg Schubiger … “El cuento español moderno” de Cátedra, “Los cuentos complejos” de mi admirada paisana Carmen Martín Gaite… O los ya antológicos “Déjame que te cuente” de Jorge Bucay (Los cuentos que me enseñaron a vivir). Y … “El mensaje de los pájaros de Joan Manuel Gisbert, delicia narrativa para este chifladillo de los pajaritos. 

Todas ellas florecen en mi memoria con el encanto (y la relectura) del cuento.
(El marqués de Bradomín de Valle Inclán) 

Este bloguero, superando al ilustre maestro argentino, se enorgullece hasta de lo que está releyendo en estas fechas vacacionales, festivas y navideñas: ¡Cuentos de Navidad! ¡Infantiles y de toda índole! ¡De todas lenguas! y… ¡De todos los tiempos y colores! ¡De antaño y de hogaño!” Recuerdos deliciosos con dejes y tintes nostálgicos: 

Sobre todo teniendo siempre a mano “nuestra” biblioteca y el privado y particularísimo “cuadernillo de notas y citas antológicas". Sirva de ejemplo el siguiente modelo “meteorológico”: 


Las gotas de lluvia besaban la tierra, y le susurraban: 

somos tus hijas nostálgicas, madre. 

Volvemos a ti desde el cielo! (Gibran)


Cita antaño etiquetada por quienes ¿estudiábamos? filosofía y ética, de ciencia de la conducta humana o antropología. Ambas también “en trance de alejamiento”. 


Ciencias y literaturas que nos llegaban de Oriente y de Poniente. Y de los cuatro puntos cardinales en formato de cuentos, narraciones, fábulas, relatos, etc. etc. (Léase: Las mil y una noches, Perrault o hermanos Grimm, Gibran y Tagore, Erasmus de Rotterdam, Esopo, Iriarte y Samaniego y ¡Erase una vez!...).

Relecturas, siempre armonizando y compaginando el valor literario, presente y pasado, con el deleite de alguna de las historietas de mi adorado “Clarín” (Leopoldo Alas), capitaneadas por el inmortal “Adiós Cordera…” - secundado por los maestros inmortales, siempre modernos ingleses y rusos: Charles Dickens, Oscar Wilde y Edgar Alan Poe, Gogol, Chejov y Tolstoi. etc., etc. Gracias a la Lectura de Los Cuentos, no puedo olvidar a mis ídolos alemanes modernos en la materia, Hermann Hesse y Heinrich Böll, tan vinculados a mis tradicionales lecturas navideñas en las… ya ¡tan lejanas Navidades Infantiles frankfurtenses con “nuestras niñas”. Y las familiares y multitudinarias pueblerinas y urbanas: salmantinas, vizcaínas y madrileñas…

Y… ¡colorín colorado este segundo capítulo de Cuentos ha acabado!


Postdata:

Como justificación a la reiteración de un capítulo más sobre cuentos, sirvan las palabras de Georges Jean en su estudio "El poder de los cuentos": "Los cuentos de antaño - de cualquier naturaleza - solo tienen valor para los niños (y los hombres) de hoy en la medida en que no se los petrifica como testigos nostálgicos de un pasado que ya no existe y no ha de volver".

jueves, 6 de enero de 2022

MI VIDA AL AIRE LIBRE ... VIENDO PASAR LAS NUBES


Vámonos al campo,

Señor Don Quijote, divino chalado.

Debajo del cielo de tu idealismo,

la tierra de arada de mi realismo.

Siéntate a mi lado, Señor Don Quijote.

 La estrofa y la bella imagen de los versos de Blas de Otero nacieron de la amistad y de mi amor a la poesía. De mi amistad con Sabina, compañera estimada  en la Complutense, y de mi entusiasmo por la poesía de su marido, Blas de Otero. Ambos, además, vecinos en la Majadahonda, donde murió el poeta, y en la  Vizcaya ¡de lejanos tiempos! antes de trasladarnos a Madrid… 

"Cuánta Bilbao en la memoria…

Por Pagasarri, las últimas nieves,

y por Archanda qué sé yó qué…"


 ¡Nuevamente Blas de Otero versificando! Cultivando la poesía pura.

A todos nos ha tocado un terreno que cultivar, como "Emerson cultivó su huerto". Y Luis Landero, con su "Lluvia fina", ha sabido plantar y labrar magistral y -hasta líricamente- el tesoro de su huerto. Herencia de Emerson, este bloguero ha sabido cultivar disfrutando de las maravillas de prosa sin igual. Y también como este gran maestro, "con toda mi vida ya vendimiada" - infancia y adolescencia, juventud y senectud-, he aprendido a "vivir sin estar viviendo" a través de la literatura.

Desde jovenzuelo, enamorado de "La vida al aire libre" (Miguel Delibes) y de los "cantores" de la Naturaleza -cielos y tierra-, prosistas y poetas, clásicos y modernos: Aristófanes (Las Nubes), Lázaro González (Lazarillo), Calixto y Melibea, La Celestina,  Fray Luis de León, Campoamor, Azorín, Unamuno y Delibes, Onetti, Padura, Luis Landero, Alberti, Juan Ramón Jiménez, León Felipe, Cernuda, Octavio Paz, etc., etc… -que me perdonen tantos y tantos maestros cantores de nubes olvidados involuntariamente. De todos ellos aprendí a interpretar, entender y disfrutar de la maleable ductilidad de las nubes, su forma y su color, "vivir sin estar viviendo" (Cernuda), símbolo del tránsito del tiempo en el azulado espejo del cielo. 

Incluso en plena senectud, sentadito en la terraza, o en una hamaca, sillón o silla, hasta en una piedra, a la sombra de una encina, un chopo, una acacia o una morera, se puede ser feliz "viendo pasar las Nubes" o contemplando el desfile y el coqueteo, que no acaba nunca, con el sol, la luna y las estrellas.

¡Vivir es disfrutar viendo pasar las nubes allá en lo alto! ¡En la cercanía! ¡Y en la lejanía! Lo mismo que pasan los días, los meses y los años, las Nubes son imagen y metáfora del tiempo. Prestan encanto y belleza a las letras y los libros. Fueron concausantes de mi despertar a las letras y de mi  afición a la poesía. Quizás "el jardín de la memoria se haya marchitado ya", según sentencia Luis Landero en su última publicación "El huerto de Emerson" -memorablemente escrita. Como Landero, he sentido "el placer estético y la voluptuosidad de las palabras al leer "El Lazarillo" y "El Woizeck" y "El Jarama" de Ferlosio.

Y hablando de "Huertos" memorables, pionera fue para este aficionadillo a las letras "la huerta de Melibea", "amena y frondosa... las golondrinas cruzando raudas sobre el azul del firmamento". Y como Calixto: "puesta la mano en la mejilla "mirando" pasar a lo lejos sobre el cielo azul las nubes". A través de La Celestina y desde Aristófanes, enamorado de “Las Nubes”. Las nubes y el sol compañeros inseparables de viaje, pero dúo en lucha constante. El sol jugando al escondite. Las nubes peleando por su autoría. De mil modos y maneras…

La existencia que no es sino un juego de nubes "Siestas con viento sur, dejando hablar al viento". "Dejemos  hablar al Viento"...  (Juan Carlos Onetti). Y dejemos pasear Las Nubes, el Viento y las Estrellas, el Sol y la Luna por "La Colina de Valmiguel", paisaje familiar donde habitan la paz y la armonía, el descanso veraniego y vacacional. Disfrutando del espectáculo de las Nubes: intentando descifrar sus mensajes y diagnosticar su lenguaje, fase y forma: nubes blancas y grises de lluvia refrescante y beneficiosa, cúmulos montañosos y nubarrones tormentosos, presagiando truenos, rayos y relámpagos. Unas y otros dependiendo de hora, día y estación. Hermosos e inolvidables días primaverales y veraniegos. La brisa atlántica acariciando trigales, viñedos y encinares. Noches estrelladas de ensueño. Jornadas de luna señorial peleándose, o jugando al escondite, con la blancura de nubes en el oscuro escenario de la noche…

Y hablando de tormentas, no puedo pasar por alto las bellísimas expresiones y pintorescos modismos, con ellos relacionados, que aprendí en la infancia de boca de mi padre y de amiguetes del pueblo: ¡La que se avecina!, ¡La que nos espera!, ¡La que se está preparando!, ¡La que va a caer es gorda!,¡Van a caer rayos y centellas!, ¡Que Dios nos tenga confesaos!, etc., etc.

Y como punto final y con mi Gerardo Diego -sin epítetos-:

"Yo llevaré mis nubes por todos los caminos de la tierra y el cielo".