viernes, 12 de enero de 2024

¡Otros Amigos que se fueron!

A los Amigos que alfombraron los caminos y marcaron el rumbo de mi Senectud

¡Amigos con mayúscula! Pero que se fueron sin despedirse. Ni un frío o simple adiós.


Es cierto que la amistad más profunda se fragua en la infancia y adolescencia. Doy de
ello fe en la repetición de varios capítulos a ella dedicados en el Tomo I de estas Semblanzas. Pero también sobresaliente es la Amistad que se formaliza en la jubilación,  y se fragua en la senectud  disfrutando de la conquista de - nuevos y buenos Amigos - a través de la Música, el Teatro, la Gimnasia, el Deporte, el Turismo, las Excursiones, las Tertulias... etc., etc. ¡Todos ellos con ideales, gustos y aficiones afines!

Os fuisteis sin despediros. Pero nos legasteis el cariño y el valor incalculable de vuestras Chonín y Asun, quienes con Palmira, forman el trío entrañable de animadoras: las tres son alma, corazón y vida del “Café de los Jueves”, acompañados de otras compañeras de la música.

Pero lo que más echo de menos, querido FERNANDO - prudencia, serenidad, señorío - es tu compañía o acompañamiento como maestro - tenor en la Rondalla  de Chonín.  (“¡Tres eran tres los tenores, que a los tres grandes igualan, pisándoles los talones!”). También me falta tu teléfono: tus amigables llamadas telefónicas veraniegas - ¡vacacionales! - a Palacios desde Menorca: insuperable y deliciosa brisa veraniega. 

¡Inolvidable JOSE ANTONIO! Fuiste premio a nuestra amistad con “tu” y “nuestra” adorada Chonín. Amistad acrecentada con nuestras concordancias y hobbies profesionales: el Libro, la Lectura, la Docencia universitaria,  el Turismo, la Música etc., etc. Pero ante todo, y sobre todo: por tu ¡insuperable Humildad y tu Bondad! Seguirás y continuarás acompañándonos siempre a la salida de los Ensayos de la Rondalla y aplaudiendo en nuestros Conciertos en la Casa de la Cultura.

PD. Estos dos amigos de Senectud - mejor dicho, de Corazón - Fernando y José Antonio, son merecedores de este capítulo especial y de que sus huellas queden marcadas en estas SEMBLANZAS ROMÁNTICAS.

(“¡Lástima! ¡Ya no quedan hombres como ellos!”, Amos Oz).

lunes, 2 de octubre de 2023

Al son de la Gaita y el Tamboril

"A cantar me ganarás
pero no a saber cantares,
que tengo un arca llena
y siete costales."

"La ciudad que te vio
por vez primera
el tambor de tu pueblo te repite."

"El día que tú naciste
nacieron todas las flores,
en la pila del bautismo
cantaron los ruiseñores."

Parodiando a mi adorado maestro Miguel Delibes en su primera gran novela La sombra del ciprés es alargada , "yo nací en Ávila, la vieja ciudad de las murallas, y creo que el silencio y el recogimiento casi místico de esta ciudad se me metieron en el alma nada más nacer…”, yo nací en un minúsculo y pobre pueblecito salmantino y entre los recuerdos más vivos y entrañables de mi niñez y adolescencia, que se metieron e mi alma nada más nacer, figuran los de la música popular: coplas y cantares populares, canciones de siempre, letras y melodías cantadas de generación en generación. Impresos en mi cerebro y guardados cuidadosamente en mi repertorio musical figuran los ecos alegres y festivos, primitivos y populares: coplas del castizo tamboril y de las populares  flauta o gaita castellanas en bailes y festejos de toda índole.

Fiestas de Carrascal en septiembre de 2016
De mi infancia, de la adolescencia y primera juventud, del gusto romántico por lo popular, la música capitaneaba primacía en rondas y verbenas, bodas y romerías y  celebraciones populares y familiares de todo tipo. Cual oro en paño en el archivo de mi memoria figuran canciones populares -principalmente castellanas- editadas (por citar algunos ejemplos) en varios tomos por Everest. Música que llegaba a nuestros oídos a través de la flauta y el tamboril en aquellos tiempos, casi seculares, en los que la luz eléctrica (y por tanto ni radio ni televisión) habían aparecido en los apartados poblados castellano-leoneses, perdidos e incomunicados por tierra, mar y aire. 

De la   niñez perviven vivas todavía en mi memoria las canciones patrioteriles cantadas diaria y obligatoriamente al final de la jornada escolar en todas las escuelas nacionales en aquellos "años triunfales” del incipiente franquismo: El ¡Viva España!, sustituido algunas tardes por el himno, igualmente oficializado, ¡Cara al sol! (Confieso “orgulloso” que aquel entusiasta cantor infantil ni presumió, ni vistió jamás la célebre “nueva camisa azul”).


Muchos fueron además -¡y continúan siéndolo- los factores y festejos causantes, a los que me siento vinculado como autor del presente capítulo. De resaltar fue -y continúa siéndolo- durante las anuales festivas y populares ferias septembrinas salmantinas el día del tamborilero en Salamanca. Tradición anual charra. Durante los festejos septembrinos las calles principales de la ciudad vibraban y bailaban al son de las flautas y tamboriles charros. 

La música popular es la que mejor refleja el espíritu rural tradicional. Música hoy bastante relegada y arrinconada en las fiestas populares por las ensordecedoras y monumentales orquestas en voga.  

Pero resucitada -¡y revivida!- en otros actos, como lo fue en el histórico Palacio del Infante Don Luis de Boadilla del Monte  el domingo 4 de junio a las 12:30 de la mañana: al son de la flauta y el tamboril, en el ciclo de Cultura tradicional en la España rural, por los músicos e intérpretes folkloristas D. Miguel Nava y Don Rafael Martín, cofundadores, profesores e investigadores en la Escuela de Müsica y Danza tradicionales en la Sierra Norte Entresierras.

"Canta, canta, guitarra
guitarra mía,
que tú siempre serás
toda mi vida." 

Recordando vivencias musicales populares, se entrecruzan los cables de los grandes profesores e intérpretes de hoy día y la vivencia musical de la pasada primavera, con las vivencias musicales de la infancia y juventud: la flauta popular y el tamboril de los tamborileros y dulzaineros de antaño.

Tres fueron los animadores con su gaita y tamboril de las fiestas y festejos: bodas, carnavales, romerías populares de aquellos pueblecitos del Tormes ledesmino: Almenara - La Vega de Tirados, Zarapicos y Juzbado -con San Pedro del Valle y “mi Carrascal” a la cabeza. Tres los ilustres tamborileros ¡solicitadísimos!: Pepe el de Almenara como el más sobresaliente. Y los tres aficionadillos a “la jarra de tintorro” -siempre a sus pies para enjuagar la flauta -: el señor Quintín de la Vega de Tirados, a cualquier día y hora a disposición de los mozos de Carrascal- quienes disfrutaban canturreando y bailoteando al ritmo singular de su peculiar flauta de la media docena de canciones de su repertorio.

Inolvidable su pasodoble:

"Tú me robaste las peras
tú caerás.
Tú me robaste las peras,
tú las pagarás.
¡Tralaarala larala! ¡Laralala! ¡Laralala!"

 También famoso era el canturreado vals:

"De la feria de Sevilla
he contraido una alianza
gargantilla de colores
y unos anillos de plata.
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!
No te mires en el río.
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!
¡Ojitos de mi querer!
¡Porque tengo Niña celos de…!"

 (Puedes escuchar esta canción cantada por Conchita Piquer en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=9XDG5tRBK4c)


Memorable también mi muy querido Sr. Florián, zapatero, gran pescador de barbos y vecino de mi abuela materna en San Pedro del Valle.  

A su recuerdo va dirigido este post.

jueves, 22 de junio de 2023

¡A la caza de la Centena! ¿Hay quien dé más?

(Nonagenario florido y hermoso y… aficionadillo a las letras y las flores)

“Nunca cantemos la vida de un mismo pueblo -ni la flor de un solo huerto- y que sean todos los pueblos y todos los huertos nuestros.” ¡Y todas las terrazas!

Plagiando al poeta zamorano León Felipe, inmortalizado en el archivo de mi memoria, la voz del poeta y el ritmo de sus versos perviven frecuentemente en el mundo de mi florida terraza de Majadahonda …

“¡Cuán veloz el tiempo pasa!…

todo fluye, todo pasa

el devenir marca la marcha.”

Pasan las nubes volando, los años volando pasan, vienen, pasan y vuelven… como los de este abrilcumpleañero con “centena” cercana a la vista.

Debajo del cielo de mi realismo, la adorada terraza de mi idealismo. Mundos y lugares hay donde encuentran reposo los años, la edad y la memoria. No importa que los sueños mintiendo prosigan, ya que al fin y al cabo…

“Venturoso el que soñando muere

infeliz el que vive sin soñar”. ( Rosalía de Castro)

La primavera llega con su abril  florido y hermoso. Abril abrilero no siempre es traicionero. Menos aún si es solemne y gozoso, como el de este cumpleañero de rango navegando placentero en ruta de los “ocho” con la centena como meta a sus espaldas.

“Mundos hay donde encuentran reposo los años”, repito. En los horizontes de mi terraza por ejemplo, sol radiante y cielo azul, nubes blancas, oscuras y brumosas, gigantescos cúmulos tormentosos en formación, aviones a mansalva -indescifrables destino, altura y procedencia- cruzando el cielo madrileño en todas direcciones.

En mi humilde, pero luminosa terraza, brilla tempranera -¡ya en febrero!- la primavera. Mundos hay donde encuentran reposo los años de jubilación. Obligatorio y reconfortante el saludo matinal a la terraza con “mis” plantas y flores suplicando el rieguecito alterno, o diario, en las fechas estivales. También en la quietud de la tarde, con el sol de espaldas despidiéndose en las altozanas  chimeneas de los vecinos tejados de enfrente y la típica meriendilla hispana “amenizada” con la lectura del librito de turno. La terraza de las flores convertida en merendero y salón de lecturas predilectas cuando en amarillo variado brillan ya exuberantes las tempraneras caléndulas, acompañadas también de las madrugadoras fresias multicolor: ¡Amarillas, moradas y rojas!

Siempre acompañados, mañana y tarde, por mis inseparables amigos: los voladores - cantores, mis adorados amiguitos desde la infancia, los pajaritos: el canto del mirlo enamorado - el arrullo de mi tierna y adorada tortolica o paloma turca luciendo su media corbatita negra en su presumido cuello y acercándose, al atardecer, a limpiar los restos del “comedero” de los pícaros, esquivos y ladronzuelos gorrioncillos.

Y en plena primavera, en el mayo florido y hermoso, tanto si el cielo está claro como oscuro, encapotado como soleado, la terraza es libro abierto a la climatología y a la floristería. Archivo  rememorativo de inolvidables vivencias de infancia y juventud a cielo abierto: escenario y fiesta de silbos, chirriante exhibición voladora y musical de los veloces vencejos, que en pequeñas bandadas - rozando con sus chirridos y acrobacias los aleros de los tejados, donde las hembras cuidan de sus polluelos, copiando a la ausente - golondrina becqueriana - ¡por mí tan añorada! - pasaba rozando los cristales de las ventanas de su amada. También añorado es el silbido mañanero del desaparecido estornino en las chimeneas del bloque de enfrente, si bien el esquivo mirlo ameniza los plácidos atardeceres con su regocijante canto.

Y sin renegar de la ciudad, buscando siempre los silencios de la sonora soledad de “mi terraza”, este afortunado nonagenario, volcado siempre al campo y a la naturaleza desde la infancia, es a su vez, repito, afortunado amigo diario de la TERRAZA con sus flores, sus plantas y sus pajaritos: sus vistas al cielo y a la montaña.



El tiempo parece detenerse en este cálido mundillo urbano, convertido por el patriarca de la familia en lugar de recreo y reencuentro familiar. La visita - e “inspección” de la terraza es tradición familiar obligatoria de Palmira e hijas. Y también mercadillo obligatorio de intercambio de tiestos, plantas y flores en sus visitas a Majadahonda. Sirva de ejemplo la siguiente foto, cierre testimonial de lo antedicho. Y testimonio de esta Terraza, libro abierto a la climatología, a la florería, a la fotografía y a la pajarería.

miércoles, 1 de marzo de 2023

¡Candelaria a 2 y San Blas a 3, adivina qué mes es!


Comenzamos hoy jugando a las adivinanzas. Si sabes cuándo es
San Blas, sabes también cuándo es Santa Águeda, pues hay un refrán que reza: “El tercero San Blas y Santa Agueda detrás”: si San Blas es el tres, Santa Águeda es el cuatro.

Festividades o festejos a los que antecede La Candelaria o Las Candelas, precediendo a todos ellos, el día 2 de “Febrerillo el loco con sus días 28”. Pero a pesar de su locura y su “cortura”, es realmente también el más “refranista”. ¿O se apoda  también “refranero” al que dice, sabe o inventa refranes? ¿A qu
e tú, querido lector-bloguero, no sabes cuándo es San Ciruelo… ? Perdona tanta irrespetuosidad y tontería “febreril”. Pero has de saber que “San Ciruelo es… el 30 de febrero”, ¡ja! ¡ja! ¡ja!

Mas… ¿qué humano no sabe o ha sabido, celebrado y festejado el 14 de febrero, el San Valentín de los enamorados? Sin embargo, tal vez no sepas que “Por San Valentino, los almendros florecidos”.

Me permito, además, testimoniar que “Los refranes de febrero no siempre son verdaderos”.  Pues en este presente y corriente 2023, aún no he visto un solo cerezo en flor, ni “Por San Valentín el invierno toca a su fin”.

Ahora bien, lo que sí sabes de carrerilla, estimado bloguero, amante de la meteorología -y si no lo sabes debes saberlo también - es que… febrero, como “el pequeñito” de la familia, es también por su singularidad … “Febrerín el más corto y más ruín”. Y… “Febrero el revoltoso, no pasó de 28; y si treinta tuviera, nadie con él pudiera”. “Febrerillo el corto, con sus días 28, si tuviera 24 no quedaría perro ni gato”.

“Febrerillo y abrilillo, un par de pillos”.

“Dice la oveja en febrero: hiele hasta que el rabo se me pele. Y le responde el buey: lluvia, lluvia, lluvia, hasta que el cuerno se me pudra”.

Los meses, con sus nombres y sus días, cuentan historietas y son fuente inagotable de chascarrillos, leyendas, dichos y refranes: “Febrerillo el mocho, con sus días 28” es, gracias a su espíritu revolucionario, el más “rico” en refranes y más populachero del año”. Y sobre todo si es bisiesto:

“Febrero siempre fue loco y más un año bisiesto, donde…

tiene días nones y muchos pares de muchas y malas intenciones”

“Febrero bisiesto, año siniestro”

“Febrero bisiesto, ni esto ni aquello”

“Año bisiesto, entra la hambre en el cesto”

 

Y rendimos  homenaje a este Febrero 2023, uno más de los febrerillos locos con temperaturas veraniegas o invernales - tanto monta - al principio como al fin, confirmando el consejo de que:

“En Febrero, siete capas y un sombrero” y… 

“Febrero febreril, se apostó a ser malo como abril”

“En febrero quema la hoja y vende el cesto”

“Refranes que no sean verdaderos y Febreros que no sean locos… pocos”. 

Siendo este “refranero” sincero y justiciero, no puede ni debe silenciar que “Febrero es fiestero”... además de “embustero y fullero”: el título del capítulo nos anuncia ya dos de las más populares “fiestitas o fiestecitas”, soñadas en infancia, adolescencia y primera juventud tras el larguísimo y monótono, frío y aburrido invierno en los pequeños poblados castellano-leoneses . La Calendaria o Las Candelas, el día 2, en Zarapicos, y San Blas, el 3, en Almenara: festejo religioso solemne e inolvidable en el pueblo salmantino de mis abuelos paternos, y Fiesta de la gargantilla y tamboril en la Almenara de amigos y parientes lejanos - próximos. Devociones, celebraciones y festejos a los que había que añadir Las Águedas (día 5), fiesta popular femenina - todavía perdura en algún pueblo. Muy popular son “Las Águedas” en el pueblo segoviano de Zamarramala, donde una mujer ostenta la alcaldía esos días de fiesta, caso insólito en aquellos lejanos tiempos.

Y “febrerillo el mocho, con sus días 28” continúa todavía… “un rato malo y rato bueno” celebrando Los Carnavales o fiestas que preceden al Miércoles de ceniza, que anuncia y marca la cuarentena de la Cuaresma.

Postdata:

Pasando del Refranero al Santoral  febreril, me llamó la atención la originalidad onomástica frecuente antaño en estos apartados y pequeños pueblos ledesminos: capitando la lista, mi amigo Onésimo (16), Policarpo (23), Escolástica (10), etc.

miércoles, 22 de febrero de 2023

LIBROS QUE ENVEJECEN

Los libros envejecen como las coplas de Gabriel y Galán. ¡Pero no mueren! Sirvan  de ejemplo dos tomitos de  ediciones del poeta “charro”. Obritas sin encuadernar, desvencijadas y “sin usar”: “Obras completas de Gabriel y Galán, Tomo I, 18ª edición, 1935, Madrid, Librería Fe, Puerta del Sol 15”. Y “Tomo II, 17ª edición, sin fecha de publicación, igualmente sin encuadernar ni  abrir”, pero el Tomo I prologado por ilustres plumas y ¡con misteriosa y  singular sorpresa! - como veremos más adelante a su debido tiempo.

Poeta grande será el que más enteramente se comunique”. No solo por su palabra, sino también por su vida y por su obra. ¡Y el que más fácilmente! Facilidad motivada y agrandada en el caso de Gabriel y Galán por una serie de circunstancias, concomitancias y vivencias personales comunes con este anciano lector, recitador del poeta charro-extremeño desde la infancia.

Lugares y escenarios paralelos de infancia y juventud: limitados por la breve vida del poeta -¡muerte a los 35 años de edad!- pero coincidentes, casualmente, con algunos de los capítulos de juventud de este bloguero: comencemos dando la palabra al poeta con su escueta autobiografía: 

“Nací de padres labradores en Frades de la Sierra, pueblecillo de la provincia de Salamanca. Cursé en ésta y en Madrid la carrera de maestro de primera enseñanza. A los diecisiete años de edad obtuve, por oposición, la escuela de Guijuelo (Salamanca), donde viví cuatro años, y después, por oposición también, la de Piedrahita (Avila), que regenté otros cuatro años. Contraje matrimonio con una joven extremeña ¡en Plasencia!)... Mis paisanos, los salamanquinos, y lo mismo los extremeños, me quieren mucho.” Etc., etc.

¡Hitos vivenciales y escenarios comunes! ¡Concomitancias profesionales juveniles, herencias provincianas, costumbres y afanes paralelos! Algunos ejemplos: del pueblecito salmantino de Frades de la Sierra, donde nació el poeta, era mi entrañable e inolvidable amigo Dámaso. Amistad fraguada en la adolescencia en el seminario salmantino -hoy Universidad pontificia - y tras largo distanciamiento profesional, retomada con entusiasmo y cordialidad en la jubilación. Etapa en la que  el amigo Dámaso era apodado “Sandámaso” por la decena de “reencontrados en la jubilación”, al haber superado “milagrosamente” una doble tuberculosis pulmonar. Premiado, además, con una torrentera de voz insuperable y una grandeza de corazón sin precedentes.

Del cordial amigo Dámaso llegaba todos los años la primera entrañable y personalísima felicitación navideña, cuando ésta era tradición española generalizada, siempre ilustrada y acompañada de poemita personal propio. Incluso algún año que otro con versos de su adorado paisano Gabriel y Galán. Devoción corroborada un año con la celebración en Frades del “Encuentro anual estival” en el pueblo de uno de los supervivientes del curso. La celebración el año que le tocó a “Sandámaso” fue celebración histórica ¡a bombo y platillo!: ¡con misa comunitaria solemne y aperitivo a base de productos de la tierra, con recital obligatorio de versos patrios del ilustre poeta, hijo de Frades.

Pasamos página: y nos trasladamos a la provincia de Ávila, también escenario común juvenil. Una de las concomitancias o vivencias personales con el poeta. En Piedrahita, importante y bello pueblo abulense, célebre por el histórico Palacio del Duque de Alba -el famoso cuadro de Goya de la duquesa de Alba- Gabriel y Galán regentó también durante otros cuatro años, según sus palabras, como “maestro de primeras letras”. Pues en Piedrahita también este bloguero, con edad similar a la del poeta charro, 22 años, y “maestro igualmente de primera enseñanza”, disfrutó con jóvenes compañeros salmantinos y abulenses de un “cursillito”- nunca mejor dicho- para … ¡título! de “Instructor elemental del Frente de Juventudes”, obligatorio en aquellos años del franquismo para ejercer la enseñanza oficial, de la que disfruté solamente un curso completo, en el inolvidable pueblo segoviano de Vegas de Matute, en la falda norte de los cerros del Caloco, coronado por La Mujer Muerta del Guadarrama en lontananza.

En Plasencia, pequeña, pero histórica e importante, villa extremeña, que optó en tiempos a capitalidad de Extremadura, se casó nuestro poeta. Curiosamente en la precedente -¡y escueta!- cita  autobiográfica silencia su nombre y se limita a comunicarnos: “contraje matrimonio con una joven extremeña”. Sin embargo, la villa extremeña presume de lugar de casamiento del poeta. La iglesia de San Esteban, situada en el Rincón de San Esteban, próximo a la Plaza Mayor, pregona y presume con placa en su fachada, como lugar de boda del ilustre poeta con una extremeña de Carrascal del Camino -topónimo que, por coincidir con el de mi Carrascal natal, de infancia y de juventud, merece también mención honorífica más adelante. 

Pues… en mi querida e inolvidable Plasencia -y con edad similar a la de la boda del poeta- cumplió este bloguero con sus deberes patrios durante seis breves meses como, Alférez de Complemento.

Oportunidad pintiparada aprovechada por este simpatizante y fiel devoto -¡ya entonces!-del poeta charro-extremeño para recorrer y enamorarme de la idílica comarca del Jerte, con los cerezos en flor, y de la romería placentina de La Virgen del Puerto. Y, por supuesto, visitar algunos de los famosos escenarios de su vida como campesino y labrador. Sin olvidarme de los escenarios de cuna y herencia de su esposa Ana María. Pues a ello invitaban una estrofilla popular del poeta:

No hay bajo el cielo divino 

del campo salamanquino

moza como Ana María

ni más alegre alquería

que Carrascal del Camino.

El topónimo cacereño fue lugar de nacimiento de Ana María y futura residencia como “labrador” de Gabriel y Galán, que abandonó la enseñanza para convertirse  en campesino, asumiendo dirección y administración de una importante dehesa denominada El Tejar, propiedad de un tío de Ana María en el Guijo, donde vivió y murió el poeta, y hoy Casa Museo de Gabriel y Galán.

 “Poetizo como hablan mis paisanos y amigos, próximos y lejanos… Por obra y gracia de la palabra dialectal, popular campesina”.

Y si eran pocas las concomitancias de vida y profesión, mi visión romántica del pasado y mi devoción por la obra de Gabriel y Galán se vieron agrandadas, como anuncié al principio de capítulo, con la adquisición de edición histórica de la obra del poeta, comprada a un “amigo” poeta, vendedor de libros de anticuario en el Rastro madrileño.

¡Los Libros envejecen. Pero no mueren! Sirvan de ejemplo los 2 tomitos anunciados de las Obras completas de Gabriel y Galán: LIBRITOS  SIN ESTRENAR RELEGADOS Y OLVIDADOS! Aunque no devaluados. Valor añadido y agrandado por la categoría de los prologuistas: Emilia Pardo Bazán, Joan Maragall, Fernando Villegas (Zeda) y el P. Cámara, ilustre obispo salmantino de principios  del s. XX. 

Confieso avergonzado que los dos libritos -(Obras completas de Gabriel y Galán), comprados de anticuario, han permanecido relegados en la estantería de “libros empolvados” durante una larga década. Hasta que un día -¡bien y largamente jubilado!-se le ocurrió a este viejo simpatizante del popular poeta charro  echar mano de esta antigualla. Y ¡oh sorpresa! Guillotina en ristre, al ir abriendo al azar algunas páginas del Tomo I, iban apareciendo maravillosos Marcapáginas sin precedentes. !Misteriosos registros ocultos sin igual! 
¡Preciosas, pequeñitas y grandes plumitas multicolor de ave. Plumitas de pajarito o ave de difícil catalogación iban apareciendo indistintamente.
 Marcapáginas colección valiosa de plumas, reservada para este lector-pajarero en su retiro nonagenario.

Tras el descubrimiento de esta retahíla de originales Marcapáginas, este viejo Librito ha rejuvenecido, pasando por valor propio al catálogo de ¡Los libros que no mueren! Estos dos ejemplares de la Obra Completa de Gabriel y Galán mantendrán viva nuestra relación con la aparición de estos “misteriosos marcapáginas” sin precedentes. Mas no perdonaré al primer comprador -¡primer lector de una docena aproximada de poemas!- haber silenciado en el momento de apertura de hojas y colocación de cada plumita marcapáginas, número de página y título del poema escogido y señalizado. De este modo, nombre del primer  comprador y lector misterioso de Gabriel y Galán, y plumitas marcapáginas pasarán a la “histórica lista” de aficionados anónimos a la lectura de “Libros que envejecen pero no mueren”.