jueves, 11 de julio de 2019

DECÁLOGO PARA BUEN@S HORTELAN@S


“Lo que de raiz se aprende, nunca del todo se olvida.” (Séneca)


De Valmiguel en La Colina
del Palacios de comarca ledesmina
que con tierra zamorana linda 
y a la vera del camino del Carbajo 
“por mi mano plantado tengo un Huerto”,
que en veranos y en otoños,
además de descanso y recreo, 
brinda hermosura y “frutos ciertos”

Huerto o Huerta, 
“tanto monta monta tanto” 
plantación de larga historia, 
epopeya familiar de gran tronío, 
remanso de paz y de sosiego,
árido secarral castellano
en oasis de verano convertido. 



Comienzos de La Colina 

1. Lo que se siembra se recoge
2. El que siembra vientos recoge tempestades
3. Quien tiene higos tiene amigos, maestro - hortelano y.. ¡padre agredecido! 


Bloguero recolectando con su buen amigo Martín


Este bloguero con la azada ya jubilada - cedo la vez a la prosa- disfruta como un enano con la degustación de higos y moscateles de Emma, con las brevas de Quique y nísperos alcarreños, con la vista y degustación de las verduritas del huerto- jardín de Antje, y con de las frondosas y prometedoras hotalizas de la nueva hortelana familiar Blanca en La Colina de Valmiguel.

4. La patata le dijo al labrador: aunque me siembres en marzo , aunque me siembres en abril, hasta finales de mayo no pienso salir
Bien claro lo dejó asentado el filósofo griego que encabeza el capítulo: 

5. Lo que bien se aprende, nunca se olvida

En la más tierna infancia, todavía en pantalón corto, aprendí en el “cantero” de mi padre, en la inmensa huerta con modernísimo sistema de riego en la dehesa de Santibáñez del Río (Tormes) y en el Valporquero de Zarapicos, la inolvidable huerta del abuelo paterno, con noria descubierta con carpas divertidas, con pilón y todo, donde chapotear de niños y refrescarnos de adolescentes... aprendí, recuerdo, el lenguaje y el amor a las plantas, los colores de las flores, los sabores de los frutos, el trino de los pájaros y el sabio mensaje de las nubes que pasan y el dicho popular: 

6. Agua del cielo no quita riego

Más tarde, ya de adulto, y de retorno de nuestras correrías por la Germania y las Españas, en el Huerto del Caño y la Huerta de la Bandera del abuelito Clemente, aprendí nuevas técnicas de regadío, de horticultura y arboricultura. Incluso de ética y buenas maneras: 

7. Siembra buenas obras y cogerás frutos de sobra

Asentado definitivamente en nuestra Colina de Valmiguel, este hijo de aldea, aprendió todavía, aún más, de amigos campesinos-agricultores, ganaderos y hortelanos de Palacios : del afectuoso trío de.jóvenes hermanos Jesús, Lali y Marisa, y de los hortelanos vecinos del otro lado del camino, los entrañables Agustín y su hijo Tinín. Todos ellos además de compañeros-maestros. suministradores- donantes de sandías, frejoles verdes, pimientos y pepinos, calabacines y patatas etc. A ellos debo también la inclusión en este blog de alguno de los refranes del “Decálogo del buen hortelano”:


La huerta de 2019


8. A quien siembra espeso, dos veces le merma la panera, una cuando coge y otra cuando llena

9. Tan solo debes sembrar ( o plantar) lo que pudiste abonar

10. Cava hondo y echa basura y cágate en los libros de agricultura

Sin embargo a través de algún librillo, también se aprenden técnicas y tácticas de siembra, cultivo y labranza. Pero, ante todo y sobre todo, es a través del Amor a la Naturaleza y al Paisaje cuando se aprenden los sonidos y musicalidades, colores y sabores de plantas y flores. De ello dan también fe y ejemplo mis niet@s jardiner@s terrazas, parcelitas o balcones: desde Málaga a Noruega, haciendo escala en Madrid, Londres o Munich.

Y para finalizar: este ancianito bloguero, consciente o inconscientemente, presume de haber sabido compaginar teoría y práctica, sembrar y plantar. ¡Y cosechar! Incluso hasta copiar y aprender de la ilusión y prácticas florales, jardineriles y hortícolas de mis hijas y consortes, a quienes dedico los dos últimos refranes o proverbios. 

Resumiendo en un par los diez anteriores, cual si de decálogo bíblico se tratase: 

1. La alegría de hacer bien está en sembrar y no en recoger
2. La olla sin verdura no tiene gracia ni hartura