miércoles, 8 de mayo de 2019

EL PODER MARAVILLOSO DE LOS CUENTOS

EL CUENTO ES MÁS QUE UN CUENTO



No quisiera desprenderme de las maravillosas historias de mi tierna edad. ¡Ni por todo el oro del mundo!” (Martín Lutero)



El presente relato viene a cuento de la trascendencia y valor incalculable del Cuento, oral y escrito, en mi vida: compañero inseparable desde el aprendizaje infantil de las primeras lecturas en humilde escuela y humildísimo hogar en la España olvidada - “en casa pobre pocos cuentos” - hasta las últimas, o penúltimas, serenas, confortables y gozosas lecturas de nonagenario lector, recopilador - archivador de publicaciones de toda índole, y como rematador de la faena, bloguero.

Y con un librito en la mano de la bonachona maestra de versos, cuentos y consejas populares, Gloria Fuertes,(“Mujer de verso en pecho” - Ed. Cátedra), “en la sala de espera, esperando ver al Dr. Dios”. Y ahora, en la cuarta edad, emulando postura y ejemplo de Lutero, lector, traductor y editor.

Los “ancianos” - término más justo y hermoso que “mayores“ - solemos aferrarnos al pasado como áncora de salvación: de distracción y pasatiempo. Al cuestionar, o incomprender, el “turbulento” presente, este bloguero, en salto mortal a la “tierna infancia”, disfruta como olímpico enano, recopilando, hojeando y parcialmente releyendo, a salto de mata, los cuentos de “la tierna infancia”, y los almacenados, regalo, compra o herencia, a lo ancho y largo de mi nonagenario caminar: desde los clásicos a los modernos y de los populares a los cultos. Desde los cuentos para niños hasta los cuentos populares para lectores adolescentes de hasta 90 años.

Objetivo del presente capítulo, más que apología del Cuento, pues éste sería el cuento de nunca acabar, es el de resaltar el Valor y el Poder de los Cuentos que, según Cervantes recomendaba ya en su Quijote “el cuento es más que un cuento, y los cuentos deben deleitar y enseñar juntamente”.

Al margen de discutibles valores sociales, morales o didácticos (cuentos de hadas y princesitas, caperucitas y cenicientas), fuimos muchos los niños que aprendimos a leer y nos aficionamos a los libros y al arte de la palabra con la lectura de cuentos infantiles. Ante todo con los cuentos y fábulas de animales: saber ancestral pero siempre vivo y actual. Coincido plenamente con el pedagogo francés, escritor y poeta, Georges Jean al afirmar que “los cuentos constituyen un conjunto lingüístico y cultural fascinante, arraigados en los orígenes de la historia humana” y recopilados en las Antologías de Cuentos universales.

Léase: Conde Don Juan Manuel, Chaucer (Los cuentos de Canterbury), Boccaccio (El Decamerón = 10 personajes contando 10 cuentos cada uno), los Hermanos Grimm (Wilhelm y Jakob, los más famosos recopiladores y divulgadores alemanes de los cuentos infantiles clásico-románticos universales), los famosísimos e inmortales nombres de Hans-Christian Andersen y Charles Perrault, E.T.A. Hoffmann... entre otros muchos.

Muestra de mi colección
Mi afición a la lectura fue in crescendo con el acercamiento a los grandes prosistas y narradores rusos: Máximo Gorki, Nicolás Gogol y Arcadio Averchenko, y a los maestros del realismo inglés: Charles Dickens, Oscar Wilde y Lewis Carroll con su “Alicia en el país de las maravillas”, etc.


Y en los melancólicos momentos del lógico declinar, reaniman las horas muertas y endulzan mis lecturas los inmortales :
  • Adiós cordera” de Clarín,
  • La mariposa y la llama” de Azorín,
  • El Principito” de Saint-Exupéry,
  • El burrito “Platero y yo” de Juan Ramón Jiménez - releído hasta la saciedad - aprendiendo de memoria la primera página.

Y ya en terreno de la floreciente actualidad literaria, el alucinante desfile de cuentos modernos.

Algunos ejemplos en la literatura contemporánea:
  • "Emil und die Detektive", "Das doppelte Lottchen" de Erich Kästner
  • "La historia interminable" de Michael Ende
  • Cuentos por teléfono” de Rodari
  • Cuentos al amor de la lumbre“ y
  • Cuentos de la media lunita” del narrador Antonio Rodríguez Almodóvar.
  • El hombre que plantaba árboles” de Jean Giono.
  • Kafka y la muñeca viajera” del premio nacional Jordi Sierra - a quien conocí personalmente, durante las lecturas de un cuarteto de jubilados por colegios majariegos.
  • Cuento español” . Antología de una veintena de renombrados autores contemporáneos.
  • Cuentos” .de Carmen Martín Gaite “quien “con 10 años descubre el poder, el hechizo, la seducción del cuento y de la palabra”.
  • Cuentos de animales que han cambiado el mundo” de Mazanti
  • Concierto de cuentos a una voz“ deMiguel Cobaleda, regalo con dedicatoria del propio autor.
Y como los últimos serán los primeros, he dejado para el final y no por “peor” sino todo lo contrario, el de mayor repercusión en mi “ cuentofilia” y en este alucinante desfile anárquico el “cuento mensual” de Edmundo de Amicis “ De los Apeninos a los Andes” en su popular novela “Corazón” (Diario de un niño) . Narra la historia de una escuela italiana de verdad, y el esperado “Cuento mensual”. Inmortalizado en la serie infantil de dibujos animados “Marco”, el niño protagonista, que con 13 años emprende viaje transatlántico, de Italia a Argentina, en busca de su madre.

Condicionado a las privaciones y paupérrimas circunstancias de una “escuela mixta”(1) relegada e incomunicada, cuya biblioteca se reducía a varios ejemplares del Amicis-Corazón y una escasa docena de libros de Escuela Española, en un armario destartalado de un minúsculo perdido poblado castellano. “De los Apeninos a los Andes” era mi lectura seductora. Por libre. Pues, a diferencia del ejemplar maestro italiano de De Amicis, mi profesora era una viejecita y buenina maestrita, enfermiza y abocada a la jubilación. Acurrucadita junto al brasero, envuelta en su inseparable mantón negro, pasaba de largo de la veintena de las revoltosas y revoltosos escolares de 6 a 14 años, que discrecionalmente, hacían cuanto les apetecía. Y los mayores enseñábamos el “Catón” a los más pequeños. El esperado Cuento mensual “De los Apeninos a los Andes”, era mi lectura predilecta, releído hasta el aburrimiento.

Los cuentos instruyen. Y de ello da ejemplo y testimonio el psicólogo , escritor y cuentista moderno, Jorge Bucay: “Los cuentos me han enseñado a vivir” (“Déjame que te cuente”). Subrayo y me sumo a su autobiográfica afirmación.

Durante mis estudios y aventuras profesionales germanísticas en Alemania y nuestra residencia en Frankfurt, disfruté, siempre acompañado de Palmira, recorriendo rutas y escenarios de poblados de Hessen - especialmente Hanau - cuna de los Hermanos Grimm y alrededores de Kassel - donde uno de los famosos románticos recopilaba de viva voz de Frau Viehmännin gran parte de los populares cuentos infantiles inmortales.
La fuerza misteriosa del cuento llama al pórtico de nuestro Blog solicitando (obras son amores) hacer partícipes a mis amigos lectores, sin distingos de edades, aficiones o predilecciones, de las delicias de un cuento de antaño, cuento popular de Castilla: ”Yo uno y tú dos”, recogido de la tradición oral - al estilo de los Hermanos Grimm - en aldeas de Castilla la Vieja por Aurelio M. Espinosa hijo, hispanista americano de Harvard, en el verano de 1936 y editado en Buenos Aires por Espasa-Calpe Argentina en 1947.

(1) A la que no quería ir ningún maestro por ser la escasez de recursos