viernes, 12 de enero de 2024

¡Otros Amigos que se fueron!

A los Amigos que alfombraron los caminos y marcaron el rumbo de mi Senectud

¡Amigos con mayúscula! Pero que se fueron sin despedirse. Ni un frío o simple adiós.


Es cierto que la amistad más profunda se fragua en la infancia y adolescencia. Doy de
ello fe en la repetición de varios capítulos a ella dedicados en el Tomo I de estas Semblanzas. Pero también sobresaliente es la Amistad que se formaliza en la jubilación,  y se fragua en la senectud  disfrutando de la conquista de - nuevos y buenos Amigos - a través de la Música, el Teatro, la Gimnasia, el Deporte, el Turismo, las Excursiones, las Tertulias... etc., etc. ¡Todos ellos con ideales, gustos y aficiones afines!

Os fuisteis sin despediros. Pero nos legasteis el cariño y el valor incalculable de vuestras Chonín y Asun, quienes con Palmira, forman el trío entrañable de animadoras: las tres son alma, corazón y vida del “Café de los Jueves”, acompañados de otras compañeras de la música.

Pero lo que más echo de menos, querido FERNANDO - prudencia, serenidad, señorío - es tu compañía o acompañamiento como maestro - tenor en la Rondalla  de Chonín.  (“¡Tres eran tres los tenores, que a los tres grandes igualan, pisándoles los talones!”). También me falta tu teléfono: tus amigables llamadas telefónicas veraniegas - ¡vacacionales! - a Palacios desde Menorca: insuperable y deliciosa brisa veraniega. 

¡Inolvidable JOSE ANTONIO! Fuiste premio a nuestra amistad con “tu” y “nuestra” adorada Chonín. Amistad acrecentada con nuestras concordancias y hobbies profesionales: el Libro, la Lectura, la Docencia universitaria,  el Turismo, la Música etc., etc. Pero ante todo, y sobre todo: por tu ¡insuperable Humildad y tu Bondad! Seguirás y continuarás acompañándonos siempre a la salida de los Ensayos de la Rondalla y aplaudiendo en nuestros Conciertos en la Casa de la Cultura.

PD. Estos dos amigos de Senectud - mejor dicho, de Corazón - Fernando y José Antonio, son merecedores de este capítulo especial y de que sus huellas queden marcadas en estas SEMBLANZAS ROMÁNTICAS.

(“¡Lástima! ¡Ya no quedan hombres como ellos!”, Amos Oz).