viernes, 30 de abril de 2021

¡ADIOS ABRIL: mes de las Aguas y Refranes mil!


Los nuevos tiempos destierran los viejos hábitos, las viejas fórmulas y los viejos hechos y dichos. Pero, inmortales perviven proverbios y sentencias, dichos y decires y... REFRANES, a quienes personalmente suele acudir este Bloguero en sus “ apuros y afanes”. ¡Y en circunstancias muy especiales! Como se da el caso en esta empinada y espinosa cuesta de pandémica y nonagenaria senectud, y en este “Abril de Aguas mil” de 2021.

A esta bellísima literatura, a esta popular tradición de dichos, proverbios y refranes - sal y pimienta y reflejo del alma popular - pertenece esta larga treintena, en su mayoría sobre el Tiempo y la Intemperie. Excluyo - perdón por mi individualismo -  los más trillados y desgastados por su popularidad como por ejemplo: Abril aguas mil, Las mañanitas de Abril pa' mí..., e incluyo un par de los de propia cosecha. Pues... los refranes no pueden morir, ni morirán nunca.

Abril concluido, invierno ido.

Abril, abrilete, más malo que siete... llama a mayo y vete.

En Abril, buen verano nos espera, si la lluvia es duradera.

Cuando truena en Abril, el labrador es feliz, pues cuando Abril suena, noticia buena.

Abril que de agua rezumas y de lilas perfumas.

Cuando Abril abrilea, bien luce la primavera.

A Abril alabo, si no vuelve el rabo.

A Abril con sus chaparrones, sigue mayo con sus flores.

En llorar y en reír se le fue el tiempo a Abril

En Abril cada gota vale mil.

Abril hace la fuente parir.

Llueva en Abril y Mayo, aunque no llueva en todo el año.

Abril sin granizo, Dios no lo hizo.

Abril que sale lloviendo, a mayo llama riendo.

Abril a los campos hace reír.

En llorar y en reír se le pasa el tiempo a Abril.

Marzo es la puerta y Abril trae la llave si es que no está puesta.

Abril abrileño, de ciento uno bueno, y la vieja que lo decía vivió ciento uno y no conoció ninguno.

En Abril, lluvias hasta que a las vacas los cuernos de le cubran.

Abril es lluvioso y señoril.

En Abril huye de la cocina, pero no quites la anguarina.

Abril mojado, de panes viene cargado.

Ni Abril sin flores, ni juventud sin amores.

Cuando Abril truena, noticia buena.

Abril, abrilillo, ¿cuándo no fue pillo?

Abriles y hombres viles, desde que el mundo fue mundo, los hubo a miles.

Hijo, si quieres vivir, guarda pan para mayo y leña para Abril.

En marzo si cortas un cardo te nacerán cuatro y en Abril te nacerán mil.

Tu perejil, siémbralo en Abril… (Mas... como no hay regla sin excepción, este Bloguero no recuerda cuándo lo plantó, si bien de refrán me sirvió:   

Mi perejil en Abril floreció, y para muestra un botón (foto del perejil en mi terraza).

Majadahonda, 30 de Abril de 2021       

* (Dedicado a Miguel Ángel García y a Lali, fieles amigos del pueblo, duchos en la materia - campo, meteorología y animales - en la que me dan papas con honda .Y muy agradecido al afamado meteorólogo Jaime Legaz, compañero y amigo en el Centro de Mayores y rival en la pista de Petanca, por su donación de “El libro de los Refranes de la Temperie” (Instituto nacional de Meteorología). Colección que, sumada a los miles y millares de los grandes maestros Gonzalo Correa, Rodríguez Marín, e.o., han servido de fuente a este humilde coleccionista refranero).


martes, 13 de abril de 2021

No hay presente sin pasado II

Carrascal, pedanía histórica sin historia escrita

Carrascal de Velambélez es pedanía histórica salmantina, relegada y olvidada durante siglos, y sin memoria escrita testimonial - resucitada y rediviva a finales del siglo XX. Su singular topónimo - ¡antropónimo bandera! - sirve de ejemplo en esta España vacía repleta de arte e ilusiones.
Sin ánimo de erudición o historicismo profesional, este fiel hijo de "humilde, humildísimo y durante siglos relegado pueblo charro”, seducido y orgulloso del topónimo de su cuna, pretende en el presente capítulo aclarar orígenes medievales de esta hoy resplandeciente aldea castellana. Desaparecida o tachada en la historia de población y repoblación del alfoz de Ledesma, aparece por primera vez en 1838 en el catastro provincial salmantino del Marqués de la Ensenada como pedanía de San Pedro del Valle.

Iglesia de Carrascal antes de la restauración, 1986

Todavía malviviría relegada y olvidada otro largo siglo hasta que, a finales del XX (1985) resucita, gracias a su monumental iglesia - no por grande sino por valioso tesoro pictórico- y a la restauración que inició una joven entusiasta alcaldesa del municipio de San Pedro del Valle durante más de 16 años, Encarna Montejo, hija de “carrascalina”, y al entusiasmo de sus vecinos e hijos del pueblo - entre los que figura, orgullosa, mi familia. 



Inauguración de la iglesia restaurada, 1995
Después de una larga década de obras y descubrimientos murales valiosísimos, fue inaugurada en l995, a cuya inauguración tuvimos el honor - y la inmensa alegría - de ser invitados Palmira y un servidor, y que fue presidida - entre otras autoridades salmantinas - por la teniente alcalde de Salamanca Gracia Sánchez, cuyo padre Sebastián, también era hijo de Carrascal, y muy estimado por este bloguero, de adolescente y jovenzuelo, y que figura también en primera línea de la foto recordatorio del acto (incluir foto del acto)(resaltado también en la prensa local “El Adelanto” del 4 de septiembre de 1995): "Rehabilitación de diez años de trabajos en los que han participado activamente todos los vecinos - y gran parte de los hijos del pueblo dispersos por la geografía hispana - quienes han dejado un templo repleto de obras de arte todas las épocas". 


Turistas en Carrascal, joya turística, 2005 
Asentados ya en el siglo XXI, tomará las riendas del municipio un joven “carrascalino o carrascaleño” ¡tanto monta! - ¡algo impensable en la política de antaño, cuando este cronista era niño y joven, y el puesto de alcalde era siempre de un vecino de San Pedro! - Alberto Torres, quien de la iglesia y del pueblo ha hecho joya turística. Y en el incomunicado, relegado y ruinoso "carrascal", ha puesto la primera piedra en este siglo XXI - que yo calificaría como el del “Renacimiento”- nuevas viviendas y chalets. Y con la pericia y entusiasmo de su tío José Torres, brotó de entre ruinas un auténtico jardín de las delicias (v. foto cap. anterior), compitiendo con la esbeltez del campanario y la torre, con mis  adoradas campanas (también históricas - siglos XVI y XVII) y su repiqueteo, sueño de mi infancia y juventud. 

Perdón por tan extensa como sentimentaloide introducción. Simplemente quería resaltar y demostrar el origen y originalidad y autenticidad del nombre de “mi” pueblo - durante siglos auténtico “carrascal” - historia del topónimo-antropónimo Carrascal de Velambélez. Debo también subrayar su singularidad y rareza. Cuando a lo largo y ancho de mi caminar por variopintos derroteros, amigos o conocidos me preguntaban por mis orígenes, al oír el nombre de "Carrascal de Velambélez" exclamaban extrañados : "¡¡Y eso dónde cae?? ¡¡Qué apodo más raro!! Y rarísimo también lo debe encontrar el corrector automático… lo subraya ya en rojo como ortográficamente incorrecto en la primera línea de este capítulo. 

El topónimo "Carrascal de Velambélez”, tan genuino como rimbombante, es  topónimo y antropónimo a la par: “carrascal” = paraje o terreno poblado de encinas pequeñas o carrascos/as - es frecuente en toda la margen izquierda del Tormes, desde Carrascal de Barregas - oeste de Salamanca - hasta la frontera portuguesa: algún ejemplo más: Carrascal de Olmillos, Carrascalino - finca próxima a Golpejas - Carrascal de Pericalvo, Carrascal del Obispo... etc. Y en el antropónimo Velambélez puede detectarse claramente su correspondencia con los nombres peculiares del linaje o dignidad de sus  fundadores, pobladores o repobladores Los Vela y sus herederos los Vélez. En el afán de éstos - condes, obispos, conquistadores o señores -  de bautizar las tierras reconquistadas a los árabes y pobladas con francos, asturianos y leoneses con sus propios nombres, el Conde Don Vela de Aragón y Navarra no solo se contentó con prestarle su nombre a la fundación de Carrascal, en la margen izquierda del Tormes, próxima a las ya existentes Jusbado y Çarapicos (fundaciones del rey leonés Don Ramiro II, Fueros de Ledesma…) - sino que hasta la engrandeció donándola a uno de sus sucesores Vélez, hijo de Vela.

La fecha que suelen dar los afamados historiadores del medievo, los eminentes investigadores salmantinos J.L. Martín, A. Llorente Maldonado y Federico Onís para la repoblación de Salamanca es 1102. Y la toponimia - el nombre de los pueblos, “asentamientos del Tormes”, avanzadilla de toda la cristiandad occidental, demuestran el interés de los monarcas Ramiro II de León y Alfonso VI de Castilla y León en donaciones de propiedades a miembros de la aristocracia (v. Fueros leoneses de Zamora, Salamanca, Ledesma, Alba de Tormes). Ejemplo elocuente Carrascal de Velambélez, donación a los Vela. Mas... dejemos hablar a la historia: “En el tiempo que reinaba el rey don Alonso en Castilla que ganó a Toledo vino un hijo bastardo del rey de Aragón que llamaron Don Vela a lo servir…”.

La familia de los Vela fue un poderoso linaje de entronque visigodo o navarro aragonés poblador del valle de Ayala, fundador también de esta casa y linaje, enterrado en un monasterio alavés, y repoblador de la zona del Tormes entre Salamanca y Ledesma y de la población general de Salamanca. E inclusive decisiva y trascendental fue su aportación a la repoblación de Salamanca: "El infante Don Vela la reedificó y pobló ya que se encontraba desolada en razón a las continuas invasiones moras. Alfonso VI ordenó a su yerno Raimundo de Borgoña e hija doña Urraca, en la cual Don Vela prestó un gran servicio…”. Y seguimos citando: "Muerto el rey (+1109) accedió al trono en 1109 su hija Doña Urraca y Don Vela continuó al servicio de la reina, como lo había hecho con su padre...". E incluso muerto Don Raimundo en +1107, “Don Vela fue quien continuó con la reconstrucción y repoblación, según se ha dicho, desde 1107 hasta 1124, posible fecha de su muerte". (Relato aparecido en "Historias de Caballeros Andantes: nuestros ancestros medievales").

 

Pero este Bloguero continúa todavía disfrutando del encanto y singularidad de muchos de los microtopónimos de su pueblo antes de la concentración parcelaria a finales del pasado siglo. En mi desmemoriada memoria continúan todavía tintineando paisajes y terruños tan melódicos e inolvidables como: Las chiviteras, Las perenalas, Las cárcabas, El Carcabón, La antanica, La cueva, Las cruces etc., etc.