domingo, 15 de enero de 2012

EL ENIGMA DEL RÍO EN EL RECUERDO

¡Eres el río al que un día - quise poner dique a tus aguas!

El río en el recuerdo. Ilustración de iribú.
Ni el vaivén de los años y el destino, semejante al de las aguas de mi Río, ni tempestades y temporales, han logrado empañar ese periodo pueblerino de mi vida, ceñido a lugares tan comunes y vulgares. Aunque la realidad actual no coincida con el ejemplar archivado en mi memoria, a los ojos del amor continúa corriendo y enamorándome. Testimonio directo de aquellas y estas vivencias es el siguiente poema dictado por el protagonista de mi mundo interior:




Todo pasa, pero mucho queda!
Pasa el viento, el agua fluye,
pasan las nubes volando,
las estaciones se alternan
y los años se atropellan.

Pasan las aves de paso:
golondrinas y cigüeñas,
quedan los nidos perdidos.
Quedan ríos y montañas,
encinares y pinares…
quedan caminos del agua:
cauces y lechos de ríos,
vegas y valles sombríos.

¡Todos iremos pasando!
Y hasta la imagen del río,
Y el recuerdo del que fue…!
pues, la máquina y el hombre
hicieron de él otro río.

Quedan los mares y el cielo,
tranquila la noche pasa,
pasan los días sin pausa,
pasan los hombres…
pero algo queda:
lo escrito, escrito queda,
y la historia lo recrea.

Pero algo queda,
el recuerdo de mi río
como fue y como era,
todo amor y primavera.
El recuerdo de lo bueno,
que no pasa,
porque en el alma penetra
¡Todo pasa,
pero mucho queda!
                   
                                            ( M.J.G.)

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