Disculpe
el lector que este capítulo, más que académico o academicista, sea en las
“postrimerías de mi carrera” especie de rendición de cuentas y nómina de
agradecimientos. Melodía académica. Reandar el camino, recreándome en lo más
valioso aprendido y enseñado en las orillas: ¡el cultivo de la Amistad!, ayuda
magistral para capear el temporal en situaciones borrascosas y conllevar con
sabiduría y serenidad Pasado y Presente.
“Felices
quienes han encontrado en su vida al menos la sombra de un amigo” (Anónimo)
Fueron
muchas, -¡muchísimas!- las nuevas amistades de este conquistador de la Amistad,
españolas y extranjeras, a lo largo y ancho de mi silencioso recorrido Complutense.
Colegas de toda talla y colorido de universidades alemanas, austriacas y
españolas: Munich, Berlín, Frankfurt, Münster, Leipzig, Viena, Innsbruck, Graz,
Salamanca, Sevilla, Valencia. Pero la Amistad, asignatura optativa, precisa también
de pericia, celo y cuidados serios. Y de atenciones especiales. Mimos y
cariños.
Numerosos
fueron las y los colegas que transitaron por la” calle” de San Isidro en Majadahonda,
disfrutaron del retiro de La Colina en
Palacios del Arzobispo y “gozaron de la apacibilidad de los días” (Lcdo.
Vidriera) de Salamanca. Relaciones que la jubilación, la distancia y el tiempo
han ido enfriando y apagando. ¡Cuántas de ellas han desparecido del cofre de mi
memoria! Mas ¡algunas quedan! Las bien guarnecidas y mimadas ni mueren ni se
olvidan.
Homenaje a D. Emilio Lorenzo |
Para
esa nómina bastan los dedos de una mano.
En su catalogación figura a la cabeza Mª
Luisa Schilling, la sinceridad y sencillez personificadas, sosiego y paz
entrelazados, Verdad y Cariño sin tapujos ni cortapisas. ¡Santa Clara bendita! A
ella debo - ¡sin que ella lo sepa ni se lo imagine! - el continuar disfrutando todavía
del ejercicio de la escritura. Suya es la primera felicitación en cumpleaños y
efemérides importantes. Y “the last but not…” las delicias de su cocina de
“master chef”. Sin ella no sería lo que es mi querido y admirado Nano. Nada tiene que ver con docencias
ni germanísticas, aunque chapurrea el alemán, pero es doctor honoris causa en
la asignatura que estoy desarrollando. Noble y noblote si los hay. La bondad
hecha dulce palabra. Sin ellos tampoco disfrutaríamos, tanto Palmira como yo,
de los besos y abrazos supercariñosos de sus hijas Clara y Berta. En suma, se trata de un cuarteto que por méritos
propios ha ascendido del círculo de amistades al grupo de familiares.
Pisándoles
los talones sigue Mª Jesús Gil capitaneando
la lista de alumnado fiel y posteriormente como joven profesora compañera: dulce,
angelical y trascendente sonrisa. Sufridora de nostalgias. Luchadora ejemplar
contra adversidades inmerecidas, ha encontrado al final el premio justo y
justipreciado (¡válgame San Rafael - en lo mejor de mi sueño me despierta tu
querer!) y nunca le falta tiempo para recordar a quienes la queremos. A su
recuerdo hay que añadir el de su cariñosa madre - la actriz Mª Jesús Valdés - en veladas inolvidables
y en la simpática e histórica celebración de final de carrera de su hija, con compañeras
de curso y profesores seleccionados, en su casa de La Moraleja, donde me cupo
el gran honor de actuar como paellero
mayor.
Los
viajes matinales a la Facultad, turnándonos en la conducción, con Mª Teresa Zurdo y Ramón, aunque ya muy
lejanos, sirvieron para fraguar amistad, que no se puede, ni debe, pasar por
alto. Prueba testimonial son esos encuentros, escasos pero cordiales, en la
Gran Vía majariega: besos y abrazos en los que se alegra el alma y el corazón
se ensancha.
A
otros niveles y especímenes merece figurar el donjuanesco trotamundos -
finalizó su carrera docente de catedrático en Alicante - Miguel Ángel Vega, quien me superaba en todo: jovial, elegante, barítono
seductor, culto, erudito - no se le resistía biblioteca o museo europeos. Las
malas y maliciosas lenguas nos apodaban “la l y la i”, siempre que formábamos
pareja en las numerosas actividades académicas y deportivas conjuntas: encuentros,
congresos y excursiones con alumnas/os o compañeros a Ronda, Salamanca, Austria,
Alemania… etc., etc.
Y
por último, cerrando el quinteto, Manolo
Montesinos, el fidelísimo compañero de la universidad de Salamanca, quien
todos los veranos, en compañía de su Helena
- amiga con h y con mayúscula - cumplen con la devoción, y celebración, de merienda
y reencuentro en Palacios o Cabrerizos.
Gracias
a todos vosotros que, con vuestro cariño, habéis sido los culpables de este breve
capítulo en los finales de mi “carrera”.
NOTA
aclaratoria: En la foto - Homenaje a D. Emilio -, Antje y Quique reconocerán a varios profesores de los
Departamentos de Alemán e Inglés. También Blancaluz puede localizar a algunos
de las compañeras/os del Opa. Por orden de primacía - ¡a localizarlos tocan!: Mª Luisa Schilling y Nano, a quienes va dedicada la foto, (¡qué
pinta Nano ahí escondido!), Cerrolaza,
Mª Teresa Zurdo y Ramón, Miguel Ángel Vega, Rosa Piñel
(compañera de tenis), Barjau, etc., etc.
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