(De esto, aquello y lo de más allá)
¿Qué estás leyendo ahora?, suele ser la pregunta archirrepetida - más frecuente por tanto - no solo por familiares más próximos, si no también por amigos - lectores: próximos y lejanos.
No puedo pasar por alto la impactante noticia publicitaria con que me tropecé fortuitamente hace unos días. Perdón por el paréntesis: "Paulette Gabaudan de Cortés […] La salmantina que se convierte en superventas a los 94 años en la Feria municipal del Libro con "Un imperio mítico": estudio iconológico de los relieves del edificio de las Escuelas Mayores de la Universidad de Salamanca sobre la fachada de su Universidad.
Mas volviendo al cuento de la dedicatoria a "dos hombres buenos", continuará indecifrable la incógnita de cuál de los dos Manueles - Manolo Almeida o Manolo Cuesta - era el "Manuel buenhombre" para Luis Cortés. Cuestión baladí. Lo que sí es cierto - y de ello doy fe - como único superviviente del cuarteto - es que tanto Dámaso como los dos Manueles fueron amigos "amigos buenos" y de verdad, del tercer Manuel del grupo, Manuel José González.
"El hombre propone y Dios dispone" |
"El siguiente año" sería Manuel José, como llamaban a este bloguero todos los compañeros de curso. Pero… un mes escaso de la carta fechada en agosto de 2007, concretamente a mediados del Septiembre de ese mismo año, un infarto nos llevaba para siempre a Manolo Cuesta celebrando misa para un grupo de excursionistas en Israel: en Canáa de Galilea, escenario de las bíblicas bodas. Popular, dinámico y emprendedor, activo y generoso, el trotamundos misionero, Manolo Cuesta ponía punto final - con esta carta - a la histórica amistad de décadas y al inolvidable encuentro veraniego. Pues… el otro Manuel anónimo, el otro "buenhombre" de la dedicatoria, el último condiscípulo entrañable, cordial y fiel, Manolo Almeida Cuesta, bautizador de "nuestro" nieto Martín, el pequeño de la saga de los González, en la iglesia del pueblo natal del Opa, Carrascal de Velambélez, moría dos años después. En 2009, en fecha y lugar desconocidos. La noticia de su muerte me llegaba a través de la impactante noticia de su funeral en la salmantina iglesia popular de La Purísima. Multitudinaria celebración de amigos y conocidos. Fieles asistentes llenaban la iglesia formando cola, incluso en el exterior del templo con las puertas abiertas.
De "san Dámaso", como solíamos llamar al otro compañero del grupo, no volví a tener noticia. Estoy sumamente convencido de que, siendo como era dechado de humildad, sencillez y religiosidad, habría ordenado - de palabra o por escrito - no hacer publicidad de su defunción en la prensa local con la habitual esquela mortuoria. Costumbre, hoy en decadencia - pero antaño símbolo de categoría social el tamaño de la esquela.
El tercero de los Manolos - el Manuel José del curso - y único superviviente de la cuadrilla, autor de este Blog, prosigue dando fe de la fe que nos unió y del valor de la Amistad verdadera. Sirva de ejemplo el presente capítulo con tonalidades de vieja historieta y en vísperas del arribo a los 96 tacos.
(Majadahonda Abril 2022)
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