Hay títulos o epigrafiados de lecturas impactantes, que suscitan recuerdos y resucitan vivencias. Extrañas a veces y curiosas siempre. Y que sirven incluso hasta de ejemplo y préstamo para el presente capítulo. Sirva de ejemplo "Dejemos hablar al viento", título seductor como toda la novela de Juan Carlos Onetti, cautivadora por la belleza de su estilo.
Si bien los motivadores y promotores del presente capítulo han sido, en primer lugar, Antonio López y Victor Érice - no precisan presentación - con su documental-cortometraje "El sol del membrillo". Sumando a uno y a otros, es decir a los tres, la compañía y presencia diaria del capitán de la cosecha membrilleril de La Colina "El membrillo del siglo" (véase foto en la estantería de la biblioteca de mi despacho).
Antonio López en su patio |
Y metidos ya en harina, pasamos del jardín al huerto y de la pintura a la literatura, pues membrillo célebre, también con derecho a hablar, previa licencia de su maestro, es el "membrillo, así mismo toledano", que Don Miguel de Cervantes - ¡tampoco precisa presentación! - plantó en una de sus insuperables Novelas Ejemplares, "El Licenciado Vidriera". Cedemos la palabra al inmortal autor del Quijote:
Ilustración de Zacarías González |
Y colorín colorado, este capítulo se ha acabado. Pero no sin antes recomendar a mis lectores blogueros que lean esta "novelita ejemplar" de Cervantes, una más de la docena de sus doce "Novelas Ejemplares" que hubieran bastado para alcanzar la fama que alcanzó con su Caballero de la triste figura "Don Quijote de la Mancha".
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