Historia de un
Camino: “AÑORANZA DE UN PASADO PERDIDO. A LOS AMIGOS QUE MARCARON LA HISTORIA
DE UN PUEBLO”
El
presente capítulo es la prometida continuación a la Historia del Camino del
Carbajo, del que transcribo el siguiente párrafo como eslabón de enlace: “lo
más apasionante de su historia era el desfile diario y permanente, auténtica
pasarela de modelos y variopinto espectáculo de personas y personajes que
fueron dictando y transcribiendo su centenaria historia” ( v. cap. IV). Los
trabajos cambian. Las formas cambian. Los gustos y los programas cambian. ¡Los
Hombres cambian!, pero quedan las huellas, el ejemplo y las verdades
imperecederas.
A
continuación ofrezco una apasionante retrospectiva, “espejo al borde del
camino”, de transeúntes - parientes algunos, tertulianos y amigos todos - cuyos nombres e imágenes, alguna
desvirtuada, guardo cuidadosa y amorosamente en el archivo de mi memoria con
gestos, palabras, anécdotas, saludos de bienvenida o despedida, chismorreos y
noticias oficiales de aldea. Nómina que a la mayoría de mis lectores (oyentes)
les sonará a patrañas de viejo, pues la mayoría de los protagonistas eran ya
ancianos cuando este octogenario bloguero era todavía joven. Pero aunque más
bajitos y pequeños de estatura que las actuales generaciones, eran fuertes como
las encinas de los sembrados y duros como los robles del “Saceo”. Nacidos para
trabajar, especialmente en estas jornadas veraniegas y en estos días sin fin
cuando el sol caía a plomo, implacable, sobre personas, campos y poblados.
Viejos amigos desaparecidos, que dejaron sus huellas en estos paisajes y en
este camino de carros, hoy espacioso y ancho, transitado principalmente por
veloces vehículos de todo tipo de ruedas y motores.
Sin
orden ni concierto, en absoluto desconcierto, se nos van presentando, cada cual
a su paso y a su aire. Como la veteranía siempre es un grado, encabezan el
desfile abuelos y bisabuelos, a quienes en aras de la brevedad con un
calificativo o rasgo característico:
HORTELANOS
que en verano, mañana y tarde, iban y venían a los huertos del Carbajo, las
Fuenticas, el Caño o la Bandera EN
CABALLERÍA (burro o mula), EN
CARRO PROPIO o EN EL DE SAN FERNANDO.
He aquí los más representativos:
-En
caballería María y Goyo mozo, ella despatarrada
a lo hombre, capitaneando la vieja caballería. Mudos y abstraídos.
-El tío Jose Manuel de la tía Luisa, tranquilo
en su en burro. Atento y bonachón, nunca olvidaba los “Buenos días” o “Buenas tardes”.
-El padre de José Carlos en mula
andadora. No llegué a saber cómo hablaba.
-El
Sr.Venancio, el Chico en mula elegante trotona. (Merece especial mención
más adelante por tanto como le debo).
-De
la larga Dinastía de los Ra- (apodo que no debe interpretarse como peyorativo,
pues RA era nada más y nada menos que una de las grandes divinidades egipcias!),
Juan Antonio. Siempre a deshora y
contracorriente. Subiendo en su viejita burra blanca cuando los demás bajaban.
Hablador, chistoso… En cierto ocasión, hablando de negocios, recuerdo me propuso
“cambiar la burra por mi mujer”.
-Enrique, el pastorín, siempre a galope
en su burra bandera.
En el “COCHE DE
SAN FERNANDO”,
a pie o andando, en alpargatas raídas, abarcas o toscas sandalias con piso de
goma de ruedas de coche, los dos patriarcas del pueblo:
-El Sr.
Facio y el tío Pepe Álvarez,
pequeños ambos, pero grandiosa su ternura y entrañable su afecto. Recuerdo a
ambos manejando habilidosamente la guadaña
en el paseo de los frutales. También caminando con el
carretillo, la azada al hombro.
-Manuel Rodríguez, releído, amante de la
historia , archivero de uno de los documentos mas ilustrativos de la historia
del pueblo: “Relación de emigrantes de
Palacios a las Américas a comienzos del
s. XX".
-El Sr. Rafael Vicente, paseante- visitante
de su huerte- hoy módelica versión de Elías- dialogante y ameno conversador.
Aris, en su bicicleta, regalándonos un ratito de su tiempo |
En BICICLETA,
MOTO o CARRO
(la técnica y el nivel social avanzaban que era una barbaridad).
Sobre
dos ruedas había un trío que se llevaba la palma:
-El
famoso Aris, el cartero,
canturreando y llevando atada a la trasera de su bicicleta a su perrita de
caza. A él debo, a su simpatía y amistad, la sombra que hoy rodea a La Colina,
aunque algún gracioso, viéndonos plantar árboles en aquel erial exclamase: "¡Coño!
¡La siesta que vais a echar a su sombra!” (v.foto)
-Rafael Álvarez, el primo fiel guardián
de la Colina, siempre pendiente de podas, riegos o injertos en viña y chalet. Duro como una roca, con alpargatas y en
bicicleta en pleno invierno.
-Esteban, el caminero, con su "moto"
y su destreza insuperable en el manejo de azada, pico y pala, demostrada en sus
paradas, ayudas y enseñanzas a torpes
aprendices. (¡Un abrazo agradecido
Esteban!)
En CARRO
-El tío Farruco, acompañado por su hija Transi, sentada en la trasera del
carro jugando con su perrita saltarina a coger la vara.
-Alfonso, el charro. Filósofo, sentencioso,
dicharachero y refranero, con quien compartía mi afición a los dichos y
proverbios.
-Eladio Vicente, canturreando
cómodamente sentado en un taburete en el carro. Conservaba alguno de sus
versos, pues una de sus aficiones era la poesía. Leído y resabido.
-Virgilio, el herrero. Vecino de viña y huerta.
Con afinidades profesionales (mi padre fue también herrero) y simpatías
vinícolas. "Sácame un vaso" era su predilecto saludo.
-Constante, fiel alguacil. Con frecuencia
bien acompañado por Cesárea, maestro de la jota charra.
-Juan Antonio Calvo. También a veces en
compañía de su media costilla Leocadia. Parco en palabras. De trato dulce y afectuoso . De rebelde caballería . Protestona
y opuesta a las paradas y saludos obligatorios.
-Teófilo, el más cercano en el recuerdo,
se marchó sin despedirse, precipitada e inesperadamente. De memoria y charla prodigiosa,
contándome con pelos y señales vivencias e historietas inolvidables.
-Manuel Turrión y su segunda esposa
Teresa, quienes aunque en sus paseos no pasaban de las encinas del cruce,
disponíamos de tiempo para recordar algunos poemas de su creación.
CABREROS, PASTORES
Y BOYEROS:
Palacios era tierra de pastores y rebaños, de ovejas, vacas y bueyes. Y de una
cabriada, de la que era guardián vitalicio
Mariano, cuidando el rebaño de cabras |
-Mariano, cabrero por excelencia. Imborrable su imagen siempre
acompañado de su reata de perros, su cuerno, su garrote y su morral. (v. foto)
-Miguel, el de Filomena. El último de la
desaparecida profesión, con la consiguiente pérdida del exquisito cabritillo.
Los
Rebaños eran numerosos, abundaban las merinas negras, aunque no faltaban las
blancas. Y también muchas eran las vacadas o los vaqueros de categoría y variada calidad
y cantidad. Algunos simultaneaban las
dos especies, por ejemplo:
-El
trío de los Ras: Clemente, Cencio y
Daniel, trío entrañable, campechanotes y cordiales, invitándome en cada
pasada a beber una pinta y comer un
cacho en sus respectivas casas.
-La
dinastía de los Rivas, en sus diversas ramas y matices: el señor Vicente con su pareja bandera de vacas negras. Manolo, su hijo, quien le iba a la zaga
con su pareja, sus mulas, su viña y su huerto. Tertuliano estimado y
agradecido. Emilio y Antonio, y el popular y chistoso José, soltero jacarandoso y
donjuanesco. Amante de la cháchara y el parloteo. Y otro Rivas: Lucas padre, ameno conversador y
antiguo vecino-amigo de mis tiempos en la Repatilla.
Y
para no hacer tediosa e interminable esta Ofrenda pediremos que cierren capítulo, pues se
merecen apartado propio: AMIGOS
con mayúscula, en una retahíla capitaneada por:
-Cencio, inseparable a todas horas y en
todos los lugares, desde la Izcalina, al Carbajo, La Bandera…
-A
mis queridos vecinos de huerta José
Manuel y Agustín, entrañables, cordiales y generosos siempre.
-Y
al cuarteto, ya tan lejano, de Enrique, Isabel,
Dori y Manolo.
-A
Jesús Herrero y sus fieles hijos, fans de este Blog.
-Antonio Martín y Joaquín- ¡nunca
olvidados y siempre agradecido al recordaros!
También
merecen nuestro agradecimiento y aplauso ese largo etcétera de amistades
anónimas, albañiles y herreros, braceros o jornaleros, poceros, ganaderos, agricultores
y viticultores, quienes con sus pasos y
andadura han conseguido ensanchar y
agrandar este caminito de la “Ancha Castilla! Obra a la que han aportado su
granito de arena los numerosos PASEANTES
Y PASEANTAS, deporte reducido a su mínima expresión. Dignamente
representado en la actualidad por Juli y
Jesús y el fiel trío de jóvenes promesas femeninas: Conchita, Mari y Charo. Y los heróicos hortelanos continuadores del
casi extinto gremio: Paco el de Esteban,
José el de Socorro, Domingo Coca, Palmira y Goyo, Elías, Marisa
y Lali. Y el refuerzo de Pablo el
de Charo e hijo, agradecida sabia
nueva, llegada de Las Arribes, y Miguel
y Trini, vecinos, envidia como
profesionales de la huerta.
Sirva
este singular capítulo de cordial y
sincero homenaje a quienes nunca fueron homenajeados, a los que fueron y a los
que están. A quienes rememoramos agradecidos los mayores y no deben olvidar los
más jóvenes, pues, ellos fueron portadores y transmisores de unos valores que
no tienen por qué ser sepultados por la modernidad, ya que a ellos debemos
muchas enseñanzas y muchísimos gratos e inolvidables momentos. Ellos nos
ayudaron a conocer mejor y a querer los
animales y las plantas, el agua, los pozos y las fuentes, la tierra… A ellos
debemos, en suma, la realidad y la pervivencia de nuestro pueblo.
2 comentarios:
Cómo empezar si se escribe desde el alma y mi alma está (y lleva toda la vida) nadando en mis iris y mis pupilas. Hace años que no cruzamos miradas, aunque nos hayamos saludado y hayamos hablado de lo bien que me va en el colegio (que ahora es universidad) y de algún que otro tema trivial.
No lo niego, para mí es extraño escribir en el blog de alguien a quien juntando las horas que le has visto durante tu vida ni siquiera alcanza a una semana; y aún más cuando es tu tío octogenario.
Hay algo en nuestra familia, lo llevamos en la sangre. Añoramos, suspiramos pero se nos ve en los ojos que si la felicidad fuera un halo de luz deslumbraríamos. Está en nuestra sangre mirar atrás, mirar al cielo, observar, apuntar, atesorar, descubrir, recordar, olvidar, rememorar; poseemos curiosidad porque somos conscientes de que nuestra vida es nuestra.
Acabo de cumplir diecinueve años y siento que todo es tan aburridamente fácil que de vez en cuando me voy al París de Rayuela, a Macondo o a Comala. O a los tres al mismo tiempo. ¿Se complicará todo cuando empiece a trabajar? ¿Me desenamoraré? ¿Seguiré suspirando por un ramo de flores? ¿Dejará de ilusionarme cantar? ¿Volveré a terminar una novela?
Ich hoffe dich bald sehen (oder lesen).
Nere.
PS:(Espero que esté bien, el alemán me cuesta un poco todavía).
Aber... was für eine Überraschung! (Pero... ¡qué sopresón!)
HISTORIA SINGULAR DE UN COMENTARIO IMPRESIONANTE
"Papá, has recibido un comentario en tu blog que bate récords! Adivina de quién puede ser." Tal fue el reto que mi secretaria e hija lanzaba al viejo bloguero como postre en una de tantas sobremesas de la Colina. En realidad el auditorio, boquiaabierto y sorprendido en este acto, no daba crédito sus oídos a tanta belleza y a la categoría de tan inesperado comentario. Al final, el interrogado, emocionado, no falló: Nerea. Aquella quinceañera que, según rumores, jugaba ya de adolescente con las palabras, convertida por arte de la herencia, según ella, en una experimentada y seria escritora. Tal es su desparpajo y tales sus conocimientos literarios, que su poética prosa es realidad ya de grandes alegrías para lectores, expertos y profanos, y para todos los que te queremos y leeremos. MJG.
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