Finalizábamos nuestro anterior recorrido por Algorta
aposentados en una calle, una casa y un piso siempre abiertos a la amistad y a
la hospitalidad: Kasune 1, 3º izquierda. Todavía hoy continúan cabalgando en la
memoria, Kasune arriba y abajo, un tropel de familiares y amigos, que fueron
quienes dieron vida y carácter a una época. Un sinnúmero de vidas encontradas y
cruzadas, de dentro y de fuera- vascos, españoles y extranjeros- que nos
acompañaron durante una década haciendo sentirnos como en propia casa y
convirtiendo nuestra trashumancia en cultura del encuentro y la amistad,
valores universales. Ellos fueron los amanuenses de imborrables páginas de nuestra
historia.
La infancia y la adolescencia de nuestras hijas mayores, la
llegada de Lucila, la cercanía de la familia (Regalados y González, capítulo
siguiente), las numerosas amistades por afinidades profesionales, culturales,
deportivas, lúdicas, etc. convirtieron a Algorta y Villamonte, a Kasune y
entorno, en lugar de magia y duende, como diría un andaluz. Algorta era, según
recordé en su día, reserva codiciada de profesores y padres de alumnos de los
colegios alemán y americano, con quienes tantos vínculos nos unieron.
Merecen prioridad en la siguiente nómina (por riguroso orden
alfabético):
Alemania y los alemanes
"Albaabend" en casa de los Reissert |
Carnavaleando |
América y los americanos
Con el primo canadiense |
.
Salamanca y los charro-bilbaínos
Otro círculo de inseparables compinches en nuestras
correrías por tierras vascas fue el de “Los Charros”. El tirón de la cuna y la
patria chica se dinamiza y visualiza en mayor escala en la distancia. Responsables
de ello dos coyunturas que no debemos olvidar: la primera, la Universidad de Salamanca y la
segunda, la primera de las grandes crisis que nos han cabido en suerte. Bilbao,
Barcelona y Madrid tuvieron que cargar con la emigración de trabajadores y
universitarios de la meseta castellana. Bilbao era en aquel entonces para los
“maquetos” llegados del centro, del sur y del oeste, sinónimo de Vizcaya. Y en
las márgenes del Nervión, indistintamente, aterrizaron y se amigaron charros
procedentes de la universidad y del campo salmantinos. De las aulas procedían
principalmente médicos y docentes, todos catalogados y custodiados por el
campechanote y parsimonioso doctor Fernando Gómez Valls, charro por excelencia,
a quien no se le escapaba paisano que caía por hospitales, aulas o empresas
vizcaínas.
Del vivero de Anaya (letras y magisterio) procedía el grupo femenino
dominante y organizador: tres compañeras de curso y facultad: la Tante Lola,
Merche Garrido y Tony Ruano; y Palmira y Dori procedentes del rincón de La
Hospedería (Normal de Maestros). Entre los varones destacaban los galenos: los
Doctores Pedraz y Boyero (el primo Benjamín y su socio, con sus respectivas,
la asturiana Consuelín y la vasca Charo). También de la “salmantica docet” y
del entorno catedralicio llegaron a Algorta el inseparable Onkel Pepe (José
Luis Sanromán), compañero de facultad, el tío Pepe (o José Regalado) de Derecho
y el que estas memorias pergeña. Las
reuniones, festejos y jaranas de la panda solían (¿o debían?) finalizar con
cánticos y tonadas populares de la tierra, no pudiendo faltar el “himno charro”,
siempre con la Tante Lola como directora de coro:
Fernando, al fondo, en reunión de charros |
“Salamanca la blanca,
¿quién te mantiene?
Cuatro carboneritos que van y vienen”.
Elisa y Juan en buena compañía |
Mención muy especial merece Cele, que nos acompañó desde
Alemania a Bilbao, parte integrante de nuestra familia, que continúa alegrándonos
con sus visitas… y motivo de mayor satisfacción fue la llegada de mi
hermano Luciano y familia.
Los amigos vascos
Actores influyentes en este largo entreacto en tierras
vascas y cómplices en aventuras deportivas y musicales fueron los amigos pelotaris
de Martiartu, Fadura y la Ola: Eduardo Berriatua, compañero zaguero, José Jauregi, entrañable amigo, ingeniero de Iberduero (a él debemos la luz
eléctrica en La Colina de Valmiguel y comarca) y Josu Unzurrunzaga; estos dos
últimos, casados con sobrinas de nuestra inolvidable Begoña Gárate. Todos ellos
integrantes del cuarteto de pelotaris y amigos. La pareja Berriatua-González
fue subcampeona de 3ª en el Club Martiartu 1976. ¡Imperdonable, inolvidable y dolorosísima
derrota final…! ¡Con el marcador 14 -7 a nuestro favor nos quedamos 17 para 21!
contra una pareja de padre e hijo adolescente.
Insuperables la simpatía, la sonrisa, el bigote y la voz de
Juanjo Zubiaga, director de la oficina del Banco de Bilbao en Algorta, miembro
de un otxote, que participaba todos los años en el festival de Habaneras de
Torrevieja.
Imborrable la ejemplar, fiel y super agradecida figura del
vasco integral José Arteta, a quien después de jubilado arrastré hasta la
universidad licenciándose en románicas y doctorándose en entusiasmo,
reconocimiento y cordialidad.
La vecindad vasca de Kasune y Villaondoeta también merece
figurar en esta orla: en primer término los López, los más próximos y
familiares , vecinos de planta y los Escudero del segundo, cercanos a la
numerosa estirpe de Echevarrías y Urías, cuna de importantes personalidades
políticas vascas : Juan Echevarría a quien conocí personalmente como decano de
la Facultad de Económicas de Sarrico, posteriormente secretario de estado en el
gobierno de Suárez, y Margarita Uría, destacada jurista y cargo relevante en el
PNV actual. Y como el mundo es un pañuelo, el hoy ancianito Juan es
accidentalmente vecino cercano de la sobrina Conchita en Madrid.
Mención honorífica merece la entrañable Emi, profesora de
piano de nuestras tres hijas mayores que con tanto amor las acercó a la música,
a la que siguen tan vinculadas.
La implacable y misteriosa ley del tiempo agranda la tiranía
del olvido y es injusto silenciar nombres de personas y amigos que desfilaron
por nuestra casa y nuestras vidas, por este Kasune que fue y continuará siendo
“nuestro”, mientras Algorta prosiga viva en nuestro recuerdo.
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